La experta del Consejo de Seguridad Nacional Fiona Hill. En vídeo, comparecencia de Fiona Hill. LEAH MILLIS (REUTERS) / VÍDEO: REUTERS
Tras el testimonio de Gordon Sondland, embajador de Estados Unidos ante la Unión Europea, que aseguró el miércoles que él mismo presionó al Gobierno de Ucrania por orden expresa del presidente Donald Trump, este jueves declaran ante los congresistas que investigan el impeachment otros dos testigos. Fiona Hill, que fue la máxima especialista en Rusia del Consejo de Seguridad Nacional, y David Holmes, asistente del Departamento de Estado que escuchó una conversación telefónica entre Sondland y el presidente el pasado 26 de julio.
Hill ha criticado a los republicanos por difundir “una narrativa ficticia” que decía que fue Ucrania, y no Rusia, el país que interfirió en las elecciones presidenciales estadounidenses de 2016. Dicha desacreditada teoría, abrazada por el presidente Trump y por su abogado personal, Rudy Giuliani, es importante en la trama del impeachment. Lo es porque la investigación se basa en las acusaciones de que el presidente Trump retuvo un paquete de ayuda militar a Ucrania y se resistió a acordar una visita a la Casa Blanca, ansiada por el recién elegido presidente Volodímir Zelenski, para presionar al Gobierno de Kiev con el objetivo de que se comprometiera públicamente a investigar las actividades en Ucrania del hijo del exvicepresidente demócrata Joe Biden, así como a indagar precisamente sobre esta teoría acerca de la injerencia ucrania en las elecciones de 2016.
Según Hill, dicha teoría fue inventada por los servicios de inteligencia rusos para desestabilizar a Estados Unidos y desviar la atención de su propia (y hoy demostrada) injerencia. “Me niego a tomar parte en un esfuerzo de legitimar una narrativa alternativa sobre que el Gobierno de Ucrania es el adversario de EE UU y que Ucrania, y no Rusia, nos atacó en 2016”, ha dicho Hill. “Estas ficciones son dañinas incluso si se despliegan por motivos puramente de política doméstica”.
Holmes, por su parte, ha asegurado que el 26 de julio, en un restaurante de Kiev, escuchó por encima una llamada telefónica en la que el presidente Trump preguntaba a Sondland sobre las investigaciones a sus rivales demócratas que quería que llevara a cabo el Gobierno de Kiev, y Sondland le respondía que el presidente de Ucrania, Volodímir Zelenski, “amaba su culo [de Trump]”. El miércoles, Sondland reconoció que esa conversación se había producido, y que ese es el tipo de lenguaje que él usaba cuando hablaba con el presidente.
Holmes aseguró que, después de oír la conversación, le preguntó a Sondland si era cierto que a Trump no le importaba nada Ucrania. “No, en absoluto, no le importa una mierda”, le dijo Sondland. El embajador confirmó todo lo que dijo Holmes, excepto una parte. Dice no recordar que mencionara que Biden era lo que sí le importaba, en referencia al rival demócrata de Trump, cuyo hijo estaba en el consejo de la compañía ucrania Burisma.
Tanto Hill como Holmes habían comparecido previamente a puerta cerrada. Hill testificó que compartió con sus superiores su preocupación por esa suerte de canal diplomático paralelo que el abogado personal de Trump, el exalcalde de Nueva York Rudy Giuliani, estaba liderando en Ucrania, con el objetivo de avanzar en unas dudosas investigaciones sobre los rivales políticos de su cliente. La experta asegura que le contó sus preocupaciones a John Bolton, consejero de Seguridad Nacional hasta su dimisión el 10 de septiembre, que se refirió a Giuliani como “una granada de mano que va a volar a todo el mundo”.
Los testimonios de Hill y Holmes son los últimos previstos esta semana y, de momento, los últimos programados en esta fase de audiencias públicas, cuya segunda semana está siendo particularmente intensa. Después de la comparecencia de Sondland el miércoles durante más de seis horas, comparecieron Lara Cooper, del Departamento de Defensa, y David Hale, del Departamento de Estado.
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