La violación y asesinato de un niño enfrenta a Marruecos a la normalización de la pederastia


Daniel Galván, el pederasta español a quien el rey Mohamed VI indultó la semana pasada, se jactó durante ante el juez que le condenó a 30 años de cárcel de que en Marruecos “todo se consigue con dinero”. Galván, condenado por abusar de 11 niños, ha sido detenido en Murcia este lunes después de que Rabat emitiera una orden de detención internacional a través de Interpol. Estaba en paradero desconocido desde que el rey de Marruecos decidió el pasado domingo revocar su indulto en vista de la indignación popular y de la gravedad de los delitos por los que fue condenado.

“¿Por qué viniste aquí a abusar de niños marroquíes?”, le preguntó el juez. “Porque no cuestan caro y todo se consigue con dinero”, respondió el pederasta. Según los abogados de la acusación y de la defensa, esta contestación provocó la indignación de la sala donde se desarrolló su juicio, en los tribunales de Kenitra, a 40 kilómetros de Rabat.

Hamid Krairi, abogado de seis víctimas pertenecientes a tres familias distintas, ha asegurado que Galván declaró, durante una audiencia ante el fiscal, preliminar que merecía ser “ejecutado” por todos los delitos que había cometido durante los casi nueve años que vivió en Marruecos, en los que abusó de menores de entre tres y 15 años.

Krairi es el letrado que llevó a Galván ante la justicia en 2010 y consiguió que fuera condenado a 30 años de prisión en 2011, la pena más dura dictada en Marruecos por un delito de estas características. También es la persona que dio la voz de alarma hace seis días al revelar que el pederasta estaba en libertad tras una gracia real, algo que ha provocado la indignación en el país. “Un amigo que trabaja en el Tribunal de Apelación de Kenitra me llamó y me dijo: ‘Hamid, la persona que metiste en prisión ha sido liberada”, ha comentado el abogado.

La batalla para encarcelar a Galván

La batalla de este abogado contra Galván comenzó el 28 de octubre de 2010. Ese día, un comerciante se presentó ante Krairi con un dispositivo de memoria USB que contenía más de una veintena de fotos de niños en situaciones obscenas. Había llegado a manos del vendedor a través de un vecino del pedófilo al que este había encargado regar sus plantas y cuidar a su perro cuando se marchaba del país para renovar el visado de turista (válido durante tres meses), pues carecía de permiso de residencia. “Llamó desde España a su vecino para decirle que tenía que ir a su casa y quemar los CDS que había en el armario, pero tras hacer lo que le había ordenado vio una llave USB que decidió vender”, explica Krairi.

Tras ser contactado por el comerciante y ver el contenido del dispositivo, Krairi se personó ante el fiscal de Kenitra. Dos días después, el 30 de noviembre de 2010, Galván era arrestado.

El abogado defensor Mohamed Benyedu, quien el pasado miércoles mostró su sorpresa por el indulto, asegura que Galván, a quien considera un hombre aparentemente simpático, presenta “una doble personalidad”. “Es un hombre que representa un peligro no lo solo para la sociedad marroquí (…) y ni mi cliente ni yo solicitamos el indulto, pero lo que él sí pidió es un peritaje médico para ser trasladado a España”, subraya Benyedu.

Galván desembarcó en Kenitra presentándose como un profesor jubilado que daba clases en Murcia y se compró dos casas en la ciudad. Tiempo más tarde mandó construir una tercera en el terreno de una mujer que conoció en el campo, en Sidi Yahia el-Garb, a las afueras de la urbe. Era una madre soltera (marginadas en la sociedad marroquí) de dos niñas, de 12 y 14 años.

“Cada vez que conocía a una familia conseguía integrarse completamente en ella. Los padres de los niños le confiaban a sus hijos”, apunta Krairi, quien añade que la relación con las dos niñas de aquella mujer le acarrearía la primera denuncia por tentativa de violación en Marruecos, que consiguió eludir.

El proceso se basó en seis víctimas, pero en las imágenes encontradas tras analizar los equipos electrónicos incautados en su casa se pudo identificar a once niños de los que había abusado. En las imágenes, grabadas por él mismo, aparecían los menores y a veces la mano o el órgano sexual de un hombre.

Durante el proceso, los abogados que representaron a Galván alegaron que su cliente era esquizofrénico, tesis en la que se refugió el acusado, que en todo momento en el juicio habló en árabe y se identificó como un kurdo-iraquí cuya familia cristiana provenía de la ciudad de Basora.

Tras servir en Irak, Galván se trasladó a España en 1976, pero su rastro se pierde durante unos años, hasta que en 1996 (y hasta 2002) aparece como contratado en la Universidad de Murcia, donde impartía clases de árabe, según fuentes del centro docente.

El miércoles pasado, un día después de que el monarca le concediese el indulto, Galván visitó al procurador para anular la multa de 50.000 dirhams —unos 4.400 euros— que debía pagar a cada una de las víctimas, pero no tuvo éxito porque el indulto no anula la indemnización económica. Uno de sus apartamentos ha sido requisado para recompensar a las familias, que todavía no han recibido ninguna cantidad de dinero, pero que sí han presenciado cómo el violador de sus hijos salía de la cárcel.


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