Las rarezas del fútbol actual


Ese deporte que levanta pasiones y trasciende de lo cotidiano. A veces acusado de burbuja insensible, a veces parapetado en contratos desorbitados y justificados por sus beneficiarios con el argumento de la generación indirecta de supuestos dividendos. En el universo Athletic ocurre de forma bastante similar.



Todo esto ha calado también en el vestuario, tan propenso a la perpetuidad de los mismos y ajeno a la renovación o sustitución por pura meritocracia. Valgan de ejemplo las recientes palabras de Beñat
, al hilo de su situación contractual: “Es una situación difícil, complicada, no sé cómo decirlo; es rara, pero esto es fútbol”.

Al parecer es “raro” que un profesional, de Primera en este caso, acabe contrato y no sepa dónde jugará el siguiente año. Estamos ante una ‘rara avis’ y le ha tocado justo a Beñat. ¿Habrá sido el primero? ¿Qué esperaba?

Al de Igorre le parece raro que su Athletic, el que ha conocido desde su vuelta de Sevilla, no le ofrezca un contrato en blanco que pueda cumplimentar a capricho. Se han hecho fuertes en el discurso populista del pasado, aquel del sentimiento como único argumento para renovar. Y lo verbalizan con frases como “por mí me quedaría aquí hasta el último día”. El fútbol, un deporte raro en el que pasan cosas raras.

De repente,

Unai López
ha descubierto
que: “Garitano tiene razón. He aprendido a defender más, es muy importante en el fútbol de hoy. Para ser un poco más completo, hay que defender”. ¡Qué deporte tan raro! Pues no resulta que hay que correr para defender y que tus contratos acaban y pueden no renovártelos… Qué raro es todo de repente, cuánto choca lo novedosamente habitual por ahí cuando te acostumbraron justo a lo contrario. Bienvenidos, muchachos de la élite, a la cruda realidad. La auténtica, la del futbolista, la del trabajador.


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