Los gases de efecto invernadero de España vuelven a crecer pero aún están lejos de los niveles prepandemia


Rebotan, pero ni mucho menos hasta los niveles de 2019. Es la conclusión que se extrae del estudio elaborado por los investigadores del BC3 (Basque Center for Climate Change) sobre la forma en la que evolucionarán las emisiones de efecto invernadero de España este año que está a punto de terminar. Lo que prevén es que 2021 se cierre con un incremento de esos gases de alrededor del 4% respecto al año anterior. Sin embargo, no se vuelve a la situación prepandémica: las emisiones en 2021 estarán todavía cerca de un 10% por debajo de las de 2019.

¿Esta diferencia de 10 puntos se debe a un cambio estructural o a circunstancias puramente coyunturales? O, dicho de otra forma, ¿se volverá al mismo nivel de antes de la covid cuando la economía se recupere por completo? Mikel González-Eguino, economista y codirector del Observatorio para Transición Energética y la Acción Climática del BC3, considera que lo mejor para responder a esta pregunta es fijarse en la evolución del PIB (Producto Interior Bruto). “La previsión de Funcas [un grupo de estudio vinculado a la banca] es que el PIB crecerá este año un 4,6%, con lo que el incremento de las emisiones estaría por debajo de ese crecimiento de la economía”, sostiene. “Es una buena noticia porque se aprecia una tendencia de fondo de reducción de las emisiones que comenzó en 2018”, añade González-Eguino.

Sin embargo, el informe del BC3 advierte de que el efecto rebote de los gases de efecto invernadero en España no parece haber terminado: “La actividad económica (por ejemplo, la del sector turístico) todavía está lejos de alcanzar los niveles previos a la pandemia y se estima que los niveles PIB anteriores a la pandemia se alcanzarán en 2022 o 2023. Por ello, el efecto rebote fruto de la recuperación económica podría continuar todavía en el futuro”. De hecho, el análisis elaborado por este grupo de investigadores apunta a que en los dos últimos meses de este año los gases de efecto invernadero ya estaban en niveles similares a las del mismo periodo de 2019.

En 2020, las restricciones motivadas por la covid llevaron a una caída sin precedentes de estos gases en España. Se redujeron un 14% respecto a 2019. Fue el mayor descenso anual de la serie histórica, que arranca en 1990. Ese año es el que se suele tomar de referencia en muchas de las políticas climáticas. El actual Gobierno español se ha fijado como meta en la Ley de Cambio Climático, aprobada en mayo, una reducción de los gases del 23% en 2030 respecto al nivel de 1990. En 2021, según las estimaciones del BC3, las emisiones serían un 3% menores que las de principios de los noventa. Sin embargo, el riesgo ahora es que el rebote vuelva a hacer que se desande el camino recorrido.

“Es normal que las emisiones crecieran este año con la recuperación”, expone González-Eguino. “Pero es importante que se sigan aplicando planes climáticos para que el rebote sea mínimo”, añade este economista en relación, por ejemplo, al programa para el impulso del hidrógeno verde y las renovables que el Gobierno ha presentado esta semana.

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Ese plan, que se financiará con los fondos europeos del programa de recuperación, busca acelerar la descarbonización del sector energético, que es el principal responsable de los gases que sobrecalientan el planeta. Y, más en concreto, los combustibles fósiles: el petróleo, el gas y el carbón. En el sector eléctrico, España camina hacia esa descarbonización gracias al abandono del carbón y la implantación de las renovables. “En 2021 entre el 48% y el 50% de la electricidad será de origen renovable en España”, recuerda González-Eguido. “El uso del carbón ha vuelto a ser muy marginal a pesar del aumento de los precios del gas”, añade. A esto se le une la reducción de la demanda de electricidad”, como indica el informe del BC3.

Si en el sector de la generación eléctrica se aprecia una clara tendencia de fondo a la baja en las emisiones, en el de la movilidad no aparece de momento en España. Las reducciones de los gases de efecto invernadero parecen estar más ligadas a las razones coyunturales asociadas a la pandemia. “El cambio en las emisiones de los derivados del petróleo estaría estrechamente relacionado con la reducción de la movilidad causada tanto por las restricciones aún vigentes en los primeros meses del año como por los cambios en los patrones de movilidad y consumo derivados de la situación epidemiológica”, explica el estudio. “El consumo de carburantes para la automoción y el de queroseno para la aviación nacional e internacional disminuyeron un 6% y un 34% y 60%, respectivamente, hasta octubre de 2021 en comparación con los mismos meses de 2019″, se añade. Pero los datos muestran que a pesar de que no se han “recuperado los niveles de movilidad previos a la pandemia, a partir de junio el consumo de gasolina ya había comenzado a superar los niveles de 2019″ en España. En este sentido, a González-Eguino le preocupa que el miedo al coronavirus esté llevando a “una reducción del uso del transporte público”.

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