Los Lakers dan una tunda de campeonato a unos Heat abrumados

Los Angeles Lakers dejaron claro que quieren llevarse el anillo de campeones de esta temporada única, entre la pandemia y las protestas sociales, y le endosaron una auténtica paliza por 116-98 a unos Miami Heat encogidos en todas los facetas del juego. La tunda fue tal –los Lakers llegaron a tener una ventaja de 32 puntos– que dejó más en entredicho que nunca la competitividad de la eliminatoria.

El sueño de los floridenses de presentar batalla duró medio cuarto, cuando lograron arrancar con un 23-10 (+13) de parcial gracias a un 9-12 en tiros de campo. Frank Vogel paró el juego y sacó a Dwight Howard del quinteto de los Lakers, que giraron la tortilla con un parcial de 21-5 y trece puntos sin contestación para cerrar el primer cuarto liderando por 31-28.

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Anthony Davis se encontró desde entonces como Pedro por su casa, demasiado cómodo para lo que deberían ser unas Finales NBA, sus primeras, contra unos Heat que han hecho bandera de su dureza y su espíritu de lucha en estos playoffs de la burbuja. De ello no quedó ni un atisbo. La Ceja terminó con 34 puntos, 9 rebotes y 5 asistencias, una exhibición que iguala la de Elgin Baylor en 1959, último Laker en superar los 30 tantos en su debut en una Finales NBA.

Su actuación le sitúa ya en todas las quinielas para llevarse el MVP de estas Finales incluso por encima del 23, y es que AD ha resultado clave para entender el éxito de estos Lakers de Frank Vogel.

LeBron James arrancó contenido, bien defendido por la telaraña de Erik Spoelstra, que pronto se dio cuenta que frenar a una de las dos superestrellas no es suficiente para parar los pies a estos Lakers. El astro de 35 años protagonizó su mejor jugada fuera de tiempo, al descanso, con un mate feroz y monstruoso que ilustró la disolución de los Heat.

El Rey terminó con 25 puntos, 13 rebotes y 9 asistencias y siguió sumando marcas personales en los playoffs: segundo jugador con más triples anotados en unas Finales, por detrás de Stephen Curry, y quinto anotador de tiros libres por delante de Michael Jordan.

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Tras la siesta en el primer cuarto, los Lakers despertaron gracias a la colaboración de los secundarios, que contribuyeron con una lluvia de triples a la tunda angelina. Con el 65-48 al descanso, L.A. presumía de un 11-17 en triples (64%) y un 56% en tiros de campo. Acabaron con un 14-35 y un 44% más moderado en una segunda mitad a velocidad de crucero.

Kentavious Caldwell-Pope, con 13 puntos, y Danny Green, con otros 11, complementaron la actuación de sus líderes desde el quinteto titular, y Alex Caruso (10) y Rajon Rondo (7) aportaron también su granito de arena en la escapada de la primera mitad. Más que perder el partido, Miami perdió la moral.

También perdió a varios jugadores: Goran Dragic se lesionó el pie y no reapareció en la segunda mitad, que Jimmy Butler arrancó cojeando tras una torcedura de tobillo en el segundo cuarto. En el tercero, Bam Adebayo recibió otro golpetazo en el mismo brazo que se dolió en las Finales del Este y acabó junto al esloveno en el vestuario.

El pívot destacó en el arranque con 7 puntos, pero se retiró con claros gestos de dolor y una lesión que no escondía su mal partido: 8 tantos y 4 rebotes. Sus mejores minutos fueron los mejores de Miami, y eso no es una mera coincidencia. La importancia del jugador de 23 años, si realmente queda tocado tras este partido, puede acabar de hundir el plan de Spoelstra.

Butler hizo lo que pudo, con 23 puntos y 5 asistencias en un partido sólido pero insuficiente. Él, al contrario que LeBron y AD, no está acostumbrado a decidir duelos él solito, al menos no en el esquema de estos Heat eminentemente colectivos. Tan solo Jae Crowder, con 12 puntos y cuatro triples, y Tyler Herro, con 14 tantos, lograron salvar la piel en el apartado individual; en los minutos de la basura, Kendrick Nunn dio un resquicio de esperanza a Miami con 18 puntos de la nada, una buena noticia si Dragic se resiente de sus molestias en el pie.

Con o sin lesiones, los Heat no parecieron los Heat que han maravillado en los playoffs. Los Lakers, por su parte, se mostraron centrados en cerrar esto cuanto antes. El viernes, en el segundo partido, mucho deberán cambiar las cosas para que los angelinos no se vayan al hotel a descansar con el 2-0 bajo el brazo.

LeBron quiere marcharse de Disney con su cuarto título, y visto lo visto, cuanto antes mejor.


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