Los republicanos se encaminan a controlar la Cámara, mientras el Senado sigue en el aire

Los republicanos se encaminan a controlar la Cámara, mientras el Senado sigue en el aire

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El escrutinio de las elecciones legislativas de Estados Unidos avanza lentamente. Sin embargo, los resultados y las primeras proyecciones muestran al Partido Republicano en disposición de conquistar el control de la Cámara de Representantes. Ya se apuntan al menos cinco escaños que pasan del azul demócrata al rojo republicano, lo suficiente para que la mayoría cambie de signo, aunque quedan muchos escaños por atribuir y nada está cerrado aún. Y en el Senado, todo está abierto. Las primeras señales apuntan a que los demócratas han evitado la arrolladora “ola roja” que pronosticaba el expresidente Donald Trump.

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Una mezcla de alivio y resignación cunde en las filas del Partido Demócrata. El retroceso parece menor del que temían, pero su margen de maniobra era muy escaso. Son conscientes de que si los republicanos logran el control de la Cámara de Representantes tratarán de hacer la vida imposible al presidente, Joe Biden, bloqueando sus iniciativas legislativas y sometiendo a un severo escrutinio a su Gobierno. El propio Biden reconocía en sus últimas declaraciones tras el cierre de campaña que a partir de ahora todo va a ser “mucho más difícil”.

El control de una sola cámara ya basta para torpedear al Gobierno de Biden, al que los electores han castigado por la inflación, pero si los demócratas salvan el Senado, al menos tendrán un respiro. Habrá que esperar para saberlo. La batalla por la Cámara Alta no se va a resolver a corto plazo. Todo depende de tres o cuatro Estados con el resultado muy ajustado.

Previsiblemente, el escrutinio de Nevada y de Arizona (donde además ha habido incidencias en la votación por averías de las máquinas) tardará días. Aún peor es el caso de Georgia, donde ni el candidato trumpista Herschel Walker ni el demócrata Raphael Warnock parecían en condiciones de superar el listón del 50%. Si no lo hacen, irán a una segunda vuelta dentro de unas semanas, como ya ocurrió en 2020. Si ese senador resulta decisivo, el control del Senado seguirá sin aclararse hasta diciembre.

Seguidores de Maggie Hasan, demócrata de New Hampshire, festejan en un evento electoral.Sophie Park (AFP)

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SuscríbeteCandidatos negacionistas

En las elecciones han salido elegidos más de un centenar de candidatos republicanos que comulgan con el bulo de que a Trump le robaron las elecciones presidenciales de 2020. También muchos negacionistas electorales van a ocupar puestos clave en la organización y supervisión de las elecciones en los Estados, con los riesgos que eso conlleva para el futuro de la democracia.

Entre los candidatos más directamente respaldados por Trump, muchos han vencido con comodidad, pero en otros puede haber pesado su perfil polémico. El candidato a gobernador de Pensilvania, Doug Mastriano, nacionalista cristiano que acudió al Capitolio el 6 de enero de 2021, ha salido derrotado. Mehmet Oz ha perdido frente al izquierdista John Fetterman también en Pensilvania, un Estado decisivo y donde Trump y Biden se han bregado a fondo. Al haber conquistado los demócratas un Estado que antes era de los republicanos, ahora estos necesitarían ganar dos para conquistar la Cámara Alta.

Nevada es el eslabón demócrata aparentemente más débil, pero si los trumpistas Blake Masters (Arizona) y Herschel Walker (Georgia) tampoco lograsen ser elegidos senadores, las peculiares designaciones del expresidente le pueden haber costado a los republicanos el control del Senado. Eso puede exponer las limitaciones de Trump como candidato presidencial para 2024, muy querido por las bases del partido, pero que provoca rechazo y división a nivel nacional. Él planea anunciar su candidatura el próximo martes, pero el escenario es seguramente diferente del que imaginaba.

En las elecciones de mitad de mandato se eligen miles de cargos diferentes. Entre todas las votaciones, destacaba este martes la renovación por completo de la Cámara de Representantes (435 miembros) para una legislatura de dos años y algo más de un tercio de los 100 senadores con un mandato de seis años. Y también la elección de 36 gobernadores, la máxima autoridad de cada Estado. En ellos no ha habido hasta ahora sorpresas. El gobernador de Florida, Ron DeSantis, ha ganado de forma arrolladora y sale reforzado como posible alternativa republicana para las carreras presidenciales de 2024. También ha conservado su puesto la gobernadora de Nueva York, la demócrata Kathy Hochul, que parecía en peligro si los republicanos tenían un gran día. El de California, Gavin Newson, también ha ganado con comodidad y se erige como alternativa demócrata a Biden.

El candidato republicano al senado por el Estado de Arizona, Blake Masters, en un evento de campaña el lunes pasado.ETIENNE LAURENT (EFE)

Las elecciones han dejado también un nuevo catálogo de protagonistas que hacen historia. Entre ellos el primer congresista de la generación Z, Maxwell Alejandro Frost, un demócrata de 25 años, que será representante de uno de los distritos de Orlando (Florida). Maura Healy, de 51 años, será la primera gobernadora mujer en el Estado de Massachusetts y también la primera gobernadora de todo el país en reconocer abiertamente que es lesbiana. El nuevo gobernador de Maryland será el demócrata Wes Moore, de 44 años, que se convertirá en el primer afroamericano en su Estado en ocupar el cargo y el tercero en todo el país.

Tradicionalmente, el partido del presidente pierde escaños en las elecciones de mitad de mandato. Es así desde que existen las elecciones intermedias directas y así ha ocurrido salvo en 1934 (Franklin D. Roosevelt), 1998 (Bill Clinton) y 2002 (George W. Bush). En el Senado hay alguna excepción más, pero no demasiadas: en el último siglo solo lograron mejorar su posición Roosevelt (1934), John F. Kennedy (1962), Richard Nixon (1970), George W. Bush (2002) y Donald Trump (2018). Para la media de los últimos presidentes, Biden parece haber salido bastante bien parado.

Las elecciones se han celebrado con las reglas que fija cada Estado. La complejidad de las papeletas, con tantas votaciones a la vez, las diferentes normativas sobre el voto anticipado y por correo, el uso de colegios electorales con demasiados votantes (a veces de forma deliberada, para provocar colas y disuadir de votar en las zonas que las autoridades estatales consideran más hostiles) siempre han complicado el escrutinio. A eso se suman ahora las dudas y desconfianza sobre la limpieza del sistema, lanzadas principalmente por los seguidores de Trump, incapaces de digerir su derrota en las presidenciales de 2020. Estas elecciones, las primeras desde el asalto al Capitolio del 6 de enero de 2021, son también una prueba de fuego para el sistema electoral, sobre todo en la fase de escrutinio de las circunscripciones más ajustadas, que es la que empieza ahora.

El expresidente Donald Trump ya sembró dudas ayer en plena votación: “Llegan informes desde Arizona de que las máquinas de votación no están funcionando correctamente en áreas predominantemente republicanas/conservadoras. ¿Es posible que esto sea cierto cuando la gran mayoría de los republicanos esperaron hasta hoy para votar? ¿Aquí vamos de nuevo? ¡¡El pueblo no lo tolerará!!”, escribió en su red, Truth Social. Los republicanos pidieron prorrogar los horarios de los centros electorales, pero los tribunales lo rechazaron. En el cómputo de los votos, la polémica puede estallar de nuevo.

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