Málaga acoge los Premios Goya más extraños

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Una mujer se fotografía junto a una imagen de Antonio Banderas en calle Larios, en Málaga.
Una mujer se fotografía junto a una imagen de Antonio Banderas en calle Larios, en Málaga.García-Santos

Málaga ha pasado de celebrar la gala más grande en la historia de los Goya a la más pequeña en 13 meses. En una muy tranquila calle Larios, los malagueños caminan estos días junto a la fotografía de Antonio Banderas tras recibir su Goya como mejor actor. Él mira serio, como desafiando. Parecía advertir el reto que tenía por delante, pandemia mediante, organizando la gala de 2021. La imagen forma parte de una exposición de retratos de andaluces premiados por la Academia del Cine —de Antonio de la Torre a India Martínez o Paz Vega— que se extiende por una vía donde no hay turistas. Voluntarios de Greenpeace y Médicos del Mundo venden un mundo mejor entre imágenes de actores, actrices, personal técnico, directores, maquilladores o artistas junto a las que unos pocos se fotografían. Las nubes y la calima han envuelto toda la semana a la ciudad en una atmósfera extraña, sin sombras, donde todo parece detenido. Como si Málaga aún no se creyera que es la anfitriona de la 35ª gala de los Goya. Como si pensara que la edición número 34, cuando el mundo era otro, fue un sueño. La previsión de lluvia es lo único que parece unir a ambas ediciones. Hoy hasta la calle Larios parece un museo que apaga luces y cierra puertas a las diez de la noche debido al toque de queda.

Los Goya se acuerdan de Mario Casas

“Este año toca contención”, subrayó esta semana Mariano Barroso, presidente de la Academia. La celebración del cine español tendrá este sábado su edición más compleja, extraña y con más distancia social de su historia bajo la dirección de María Casado y Antonio Banderas, que ejerce de anfitrión en su Teatro del Soho Caixabank. Ambos la presentarán ante las cámaras de Televisión Española y un millar de butacas vacías. No habrá invitados ni fiestas. Solo una producción televisiva en la que anunciar 28 premios que el propio Banderas —que ejerce de director, guionista y presentador— ha definido como “corta, sobria y elegante”. Por el escenario pasará la música de Aitana, Nathy Peluso, Diana Navarro y Vanesa Martín, así como de la Sinfónica Pop del propio teatro. También actuará Carlos Latre, y una treintena de intérpretes y directores —de Pedro Almodóvar, Alejandro Amenábar y Juan Antonio Bayona a Penélope Cruz, Antonio de la Torre, Leonardo Sbaraglia y Emma Suárez— entregarán los premios en directo.

Las 166 personas nominadas esperarán su momento de gloria desde el sofá. Unos se conectarán gracias a equipos de cámara desplazados hasta su salón (o el lugar que prefieran, distintas productoras han optado por habitaciones de hotel) y, otros, a través de plataformas de internet. “Será más o menos como siempre, pero en vez de enfocar al patio de butacas, veremos a todos en sus casas”, aseguran desde la organización. “El camino elegido por la Academia me parece valiente”, decía el pasado fin de semana Icíar Bollaín. También entrarán en los Goya actores y actrices internacionales como Robert de Niro, Al Pacino, Monica Bellucci, Sylvester Stallone, Isabelle Huppert, Laura Dern o Charlize Theron. Banderas ha tirado de agenda.

Tres estatuillas —las tres, de Antonio Banderas— han descansado estos días junto a la barra del restaurante Tercer Acto, que ofrece “gastronomía y aplausos” en los bajos del Teatro del Soho. Allí toma un café, cuando puede, el enorme equipo técnico —tanto de la productora del teatro como de TVE— que ha preparado la gala a lo largo de la última semana. Todos tienen PCR negativo: las pruebas se repiten a todo el personal para evitar el más mínimo riesgo. La calle Casas de Campos, en el lateral del espacio escénico, ha sido un hervidero de unidades móviles y camiones. Los trabajadores han tirado kilómetros de cables, descargado desde focos hasta lavadoras o un frigorífico y han montado su cuartel general en el que hasta hace no mucho era un negocio de alquiler de bicicletas para turistas.

Adaptación a la pandemia

La gala se ha ido adaptando a la evolución de la pandemia, que hace un mes era un enorme drama en Málaga. Hoy sigue siéndolo, aunque con cierto aire de esperanza. Por ello, se ha dibujado un evento híbrido entre directo, grabaciones y conexiones telemáticas, que aumenta la complejidad. Durante las mañanas se han celebrado los ensayos del directo, que contará con la música de la Sinfónica Pop, para la que se ha adaptado parte de la primera planta del teatro. Desde el miércoles, cada tarde, se han ido grabando las demás actuaciones musicales. Antonio Banderas ve las dificultades con optimismo: “El programa para Amazon sirvió como ensayo general”, afirmaba el martes durante un encuentro en Twitter.

Fue una opción, pero ninguna de las calles aledañas al teatro se vestirá de alfombra roja. Tampoco ha habido apenas actividades previas en la ciudad, salvo la exposición y la proyección en el Cine Albéniz de las cinco obras nominadas a mejor película. Las restricciones sanitarias —hostelería cerrada a partir de las 21.30 y toque de queda desde las 22.00— han dado poco pie a celebrar el cine. Mucho menos a que la ciudadanía pueda acercarse a ver de cerca a las estrellas del celuloide y la televisión. La treintena de caras conocidas que viajarán a Málaga se recluirán en el Gran Hotel Miramar, cuyos salones reales acogerán una escueta alfombra roja ante un reducido número de cámaras de televisión y fotografía, como ya ocurrió el pasado verano en el Festival de Málaga. Allí posarán, junto a María Casado y Antonio Banderas, el presidente de la Academia de Cine, Mariano Barroso, y Ángela Molina, que recibirá el Goya de Honor y será la única que lo recoja in situ. Nada más. Una treintena de invitados frente a los 3.200 del año pasado. Es lo único que ha facilitado la organización de la gala, sobre todo en temas de seguridad debido a la ausencia de autoridades. La Academia asegura que la ceremonia durará dos horas, así que tras el arranque musical y un monólogo de Banderas, el cineasta ha encontrado diversas maneras de agrupar algunos premios técnicos para agilizar la gala, pero que no minusvaloren esas categorías.

La película que ha recibido más nominaciones es Adú, de Salvador Calvo (13 candidaturas), seguida de Akelarre, de Pablo Agüero (9 nominaciones), Las niñas, de Pilar Palomero (9 candidaturas), y La boda de Rosa, de Icíar Bollaín (8 selecciones). Las casas de apuesta dan por ganadora como Mejor Película a Las niñas, que ya se llevó el pasado mes de junio en Málaga la Biznaga de Oro del Festival de Cine Español. “Celebremos la fiesta del cine, aunque sea en casa”, subrayaba Palomero a EL PAÍS. De momento, esa es la única opción.


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