Metamorfosis Olabe


Difícilmente la declaración de intenciones con la que Roberto
Olabe regresó al cargo de director de fútbol el 3 de abril de 2018 podía tomar cuerpo de una forma tan real. “Es el momento de la reconstrucción”, dijo el exportero alavés de 52 años en un primer día en la oficina en el que incluso llegó a verbalizar un sueño que ahora la Real toca con la yema de los dedos. “La ilusión que tenemos todos es ser campeones, eso obliga a ser exigente y ambicioso”. Dos años después de su llegada, sólo el director de fútbol del club txuri urdin sabrá cuánto de cerca está la entidad de lo que imaginó pero lo que resulta incuestionable es que se ha producido en el primer equipo toda una metamorfosis con la que Olabe, Imanol, Aperribay y todos los futbolistas han reconstruido lo más importante que puede tener un club de fútbol, su ilusión. Olabe firmó hasta 2021 por lo que le queda un año de contrato.



Aunque Imanol ya se había hecho cargo del equipo, e incluso había debutado en Ipurua, cuando Olabe fue presentado en su cargo, el ejecutivo vitoriano aterrizó en medio de un estado de depresión total. Apenas habían pasado unas semanas del domingo de furia en el que el presidente terminó de una tacada con la era Eusebio y, sobre todo, con la era Loren en la Real y sólo la energía con la que Alguacil refrescó las estructuras de Zubieta elevó un poco el tono del optimismo en aquel final de temporada. Dos años después, no queda sino felicitar al presidente por aquella revolución que hoy tiene al equipo en una final de Copa 32 años después y con una plaza de Champions conquistada, si no se reanudara la Liga.

Los resultados hablan por sí mismos por lo que no procede tanto examinar esas cifras como el proceso de transformación que hay detrás de las mismas. Sólo nueve futbolistas continúan en el plantel respecto a la nómina que se encontró Olabe a su llegada, lo que ya habla, por sí mismo, del grado de intervencionismo del director de fútbol en el actual proyecto. Es cierto que entonces había cedidos como Kevin, Bautista o Guridi que podrían volver y que otros que regresaron, como Zaldua, en abril de 2018 estaban fuera (Leganés). Es indudable, en cualquier caso, que la actual plantilla poco tiene que ver con la de hace dos años, y no sólo en número.

Doce caras nuevas

Con doce caras exclusivamente nuevas, en dos años la Real ha rebajado en casi un año su media de edad: de los 26,3 de 2018 a los 25,4 actuales. Y no sólo lo ha hecho en base a los seis canteranos que se han consolidado en el primer equipo en estos 24 meses (Le
Normand, Aihen, Gorosabel, Guevara, Sangalli y Barrenetxea) sino también gracias a la insultante juventud de refuerzos como Odegaard o Isak. Monreal, Portu, Merino y Remiro completan la nómina de futbolistas a los que Olabe ha recurrido en el mercado para completar su escuadrón y por los que ‘únicamente’ ha invertido 28.750.000 millones de euros, una auténtica ganga viendo los precios que se pagan hoy en día y, ante todo, el resultado que han dado. Y es que el director de fútbol ha sabido moverse con astucia en el mercado y sólo ha desembolsado fuertes cantidades por Merino (12), Portu (10) e Isak (6,5), acudiendo en el resto de los casos a cesiones con claros y oscuros. Odegaard es un exitazo pero Sandro y Theo, que ya no están, fueron un fiasco.

47,6% de victorias

El resultado de la metamorfosis, en cualquier caso, es un éxito. Dibuja una plantilla con casi un 55% de canteranos en la misma y con foráneos que en su mayoría juegan y marcan la diferencia. Y, sobre todo, una plantilla que gana. La Real ha disputado 84 encuentros desde el regreso de Olabe y sus datos no pueden ser más abrumadores. Entre Liga y Copa ha ganado casi la mitad de los mismos (40) y sólo ha perdido un tercio (26) y aunque en Liga baja un poco el porcentaje de victorias (43,8%) el balance hasta que el coronavirus frenó a la Real es impecable. En dos años ha pasado de ser un equipo que terminó la Liga sin pena ni gloria a otro que pelea por la Champions League y puede ganar la tercera Copa de su historia.


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