México y Argentina negocian una estrategia común ante la Cumbre de las Américas

México y Argentina negocian una estrategia común ante la Cumbre de las Américas

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El presidente mexicano, Andrés Manuel López Obrador y su homólogo argentino, Alberto Fernández, en una conferencia de prensa en Ciudad de México, en febrero de 2021.ALFREDO ESTRELLA (AFP)

La lista de invitados de la próxima Cumbre de la Américas ha enredado a Estados Unidos, el anfitrión, en un pulso diplomático aún irresuelto con Argentina y México. La decisión de la Casa Blanca de dejar fuera a Venezuela, Cuba y Nicaragua, países a los que acusa de violar sistemáticamente los derechos humanos, unió en una misma queja a los dos extremos del continente cuando falta una semana para la celebración del cónclave. El mexicano Andrés Manuel López Obrador ya avisó que si no hay un gesto de Washington no estará en Los Ángeles el próximo 6 de junio. El argentino Alberto Fernández también demora su decisión, mientras negocia con México una estrategia común ante la cita regional.

Las idas y vueltas entre Buenos Aires y Ciudad de México pueden reconstruirse a partir de gestos y declaraciones, evidencia de que no hay nada decidido. Fuentes del Gobierno argentino indicaron este jueves que “habrá presencia argentina” en la cumbre, pero sin más detalles. “Argentina estará presente. El canciller [Santiago Cafiero] estará presente, y el presidente está definiendo si asistirá. Aún no tomó la decisión”, dijeron a este periódico. Fernández está jugando con su condición de presidente pro tempore de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC), donde Venezuela, Cuba y Nicaragua tienen voz y voto. Se especuló con realizar una cumbre paralela a la convocada en Los Ángeles, pero la idea quedó rápidamente descartada. Solo resolver los visados de los eventuales invitados de la CELAC sería un problema sin solución. El presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, no puede entrar a territorio estadounidense sin ser detenido, al igual que Rosario Murillo, vicepresidenta de Nicaragua y esposa de Ortega.

Estados Unidos ha dado al encuentro una relevancia especial, a contramano del desapego diplomático que mostró la Administración de Donald Trump hacia la región. El jueves de la semana pasada, el asesor especial del presidente Joe Biden para la Cumbre de las Américas, el exsenador demócrata Christopher Dodd, se reunió durante más de dos horas con Fernández en Buenos Aires. Dodd también visitó al brasileño Jair Bolsonaro, al chileno Gabriel Boric y al uruguayo Luis Lacalle Pou. Regresó a Washington con la seguridad de que los tres últimos estarán en la Cumbre, pero poco se llevó de Fernández.

Al término de aquel encuentro, el argentino llamó por teléfono a su homólogo mexicano, que también había mantenido una reunión virtual con Dodd días antes. El mismo López Obrador reveló al día siguiente la existencia de la charla y el fin de semana dio más detalles sobre su contenido durante una visita al Estado de Sinaloa. “Platicamos acerca la asistencia a la cumbre. Entonces, me hizo una consulta, hablamos del tema y hay un acuerdo, pero no de hacer una cumbre paralela en EE UU, no. [El acuerdo] es este: que en caso de que no se acepte invitar a todos los países, él, como presidente de CELAC hable de que no estamos de acuerdo con las exclusiones”, afirmó en declaraciones a Radio Fórmula.

Si este esquema finalmente cristaliza, Alberto Fernández viajará a Estados Unidos y llevará la queja de los ausentes, especialmente críticos no solo con Washington sino también con la Organización de los Estados Americanos (OEA), que a través de una secretaría técnica acompaña la organización del encuentro regional. Maduro ya celebró esa posibilidad. “Su voz firme será una de las voces más poderosas para cuestionar la exclusión y el intento de división de América Latina y el Caribe ¡Todo nuestro apoyo!”, escribió el líder chavista en Twitter el viernes pasado desde La Habana, donde se celebraba una cumbre de la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (ALBA).

López Obrador tampoco ha definido oficialmente su participación en la cita, pero sí ha dejado claro que no acudirá si la Casa Blanca no invita a todos los Gobiernos del continente como ya han adelantado varios altos funcionarios estadounidenses. El mandatario mexicano, no obstante, pidió una respuesta formal a Joe Biden y el lunes recordó que aún no tiene constancia de una respuesta. Lo atribuyó a la matanza de Uvalde, en Texas, aunque no cerró la puerta a esa posibilidad. “Yo creo que por esta circunstancia el presidente Biden no ha podido darnos una respuesta. Pero hay tiempo, y le tenemos a él confianza y vamos a esperar […]. Yo creo que se va a tomar en cuenta nuestro planteamiento. Repito, el presidente Biden es una persona de buenos sentimientos, de avanzada”, manifestó.

En todo caso, México estará representado por una delegación encabezada por el secretario de Relaciones Exteriores, Marcelo Ebrard. El canciller ha multiplicado en las últimas semanas los contactos con el secretario de Estado, Antony Blinken, con el embajador estadounidense, Ken Salazar y parte de su equipo lleva semanas afinando los detalles de la agenda conjunta con Washington. El país vecino está especialmente interesado en alcanzar acuerdos previos en materia económica, migratoria, sanitaria y de seguridad para poder defender en la cumbre una posición conjunta de América del Norte. El Gobierno de López Obrador no está en condiciones de obviar determinadas peticiones de Estados Unidos, del que depende su estabilidad financiera. Pero al mismo tiempo quiere mirar hacia el sur y el presidente hasta planteó la discusión de un nuevo orden regional alternativo a la OEA. México, en definitiva, hace equilibrios ante la Cumbre de las Américas. Con estas premisas, la semana pasada Ebrard abordó la celebración del cónclave con el canciller argentino, Santiago Cafiero.

Este jueves es probable que también la Casa Blanca dé un paso más en su definición sobre el encuentro. El asesor de Biden para el hemisferio occidental, Juan González, y el subsecretario de Estado Brian Nichols tienen prevista una teleconferencia con medios de comunicación. Nichols declaró hace tres semanas que no le parecía conveniente la inclusión de países “que no respetan la democracia”, en referencia a Cuba, Nicaragua y Venezuela. Mientras tanto, la reunión de Los Ángeles ha anticipado las tensiones que marcan el clima geopolítico de América.

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