Ni los Warriors, ni los Suns, ni los Mavericks, el mejor equipo del Oeste son los Jazz

Ni los Warriors, ni los Suns, ni los Mavericks, el mejor equipo del Oeste son los Jazz

Los Utah Jazz tuvieron que aguantar mucho antes de empezar la temporada. Se les dijo de todo. Hasta que eran de uno de los principales sospechosos de ‘tanking’, pues, sin Donovan Mitchell y Rudy Gobert, mejor echarlo todo a perder para intentar la carrera en el draft por Victor Wembanyama. Habladurías que hoy suenan a barbaridades. Salieron triunfales de la pista de los Portland Trail Blazers en una victoria de carácter, talento y seriedad en el desafío entre de revelaciones y de los dos primeros clasificados de la Conferencia Oeste que tiene como premio extra el número 1, arrebatado a Portland. Ni los Warriors, ni los Suns, ni los Mavericks ni tampoco los Grizzlies. El mejor equipo del Oeste son los Jazz, magistralmente dirigidos desde el banquillo por el ‘rookie’ Will Hardy mientras los Lauri Markkanen (23 puntos), Jordan Clarkson (28) y Malik Beasley obedecen con pasión. 

En la NBA todo cambia en un instante pero será difícil que alguien mueva a los ‘infravalorados’ Jazz y Blazers de las plazas de play-offs. No ostentan las dos primeras posiciones por casualidad, poseen un amplio abanico de recursos y sus entrenadores se amoldan a las circunstancias. Utah no se dejó impresionar a pesar del autoritario 21-9 inicial de unos Blazers alentados por su ruidoso público. Y Portland tampoco murió con el 77-58 que imperaba en el marcador mediado el tercer cuarto y se llegó a avanzar al final (106-105 a falta de 2:41). Muchos celos para tomar ventaja al otro como revelación y como mejor del Oeste. Porque al equipo de Chauncey Billups, aunque no tuviera que aguantar el desprecio que sufrieron los Jazz, no estaba invitado tampoco a la zona más exclusiva de la clasificación. 

Los Blazers dominaron a su antojo a los Jazz en los primeros minutos, exasperándolos con su zona mientras Nurkic hacía ‘pupa’ bajo el aro rival y el tridente formado por Lillard -que se retiró lesionado al final-, Grant y Simmons se ponía en marcha y disfrutaba con el impulso desde la transición que les daban los fallos en el tiro de Utah, con Lauri Markkanen interviniendo como único titular que anotó en el primer cuarto (9 puntos) para minimizar daños al final de se primer parcial (23-20). El finlandés, buen reflejo del salto de calidad de los Jazz, está por todas partes, rompiendo en la pintura y en el perímetro, blindado las cercanías del aro y las lejanías. 

Pero Jordan Clarkson empezó a activarse y, Malik Beasley, a disparar. Penetrador + tirador, la fórmula perfecta para destruir una zona como hicieron los Jazz, sin Mike Conley por lesión. Clarkson, ese tipo que parece un frágil tirillas, arremete contra todo hasta donde haga falta. Beasley, permanece al acecho para hacer pagar cualquier mínimo espacio que se le deje desde el exterior. Los de Hardy encontraron una mina de oro sacando de la pintura al ‘grandullón’ Nurkic, 18 puntos y un 8/10 en lanzamientos pero un agujero negro atrás que explica su más-menos de -7. Kelly Olynyk le anuló cuando le defendió -5 pérdidas del bosnio-. He aquí que el canadiense terminara con el mejor más-menos (+14) de su equipo a pesar de sus 5 puntos. 

Y así se explica por qué Utah se fue 58-51 al descanso. Además, del espantoso partido de Damian Lillard forzado por los Jazz. El santo y seña de los Blazers completó con su lesión una noche infausta, la peor de la temporada, en la que no pasó de 13 puntos y, sobre todo, dejó un esperpéntico 1/12 en triples. No le dejó otra opción con su gran defensa Horton-Tucker, también con un +14 como Olynyk, aunque el All-Star -el peor de su equipo con un -17-,  fue también un reguero de malas decisiones. 

Es por eso que su lesión en el tercer cuarto le sentó bien a los Blazers, que siempre funcionaron mejor con Anfernee Simons. Máximo anotador con 23 puntos (7/19 en TC), el escolta, un jugador que se siente cómodo tanto absorbiendo más balón como más lejos de él cuando está Lillard en cancha, se puso a liderar al equipo con personalidad. Él y la presencia de Drew Eubanks (13 puntos y un +5, el más alto de Portland) en lugar de Nurkic revitalizaron a unos Blazers que apretaron el partido (105-106 a falta de 2:41). Eubanks, más ágil defendiendo en el perímetro, dio atrás el equilibrio necesario y permitió a los Blazers jugar la defensa de cambios con garantías. 

Los Jazz necesitaban a alguien que les sacara del apuro y dio el paso Clarkson con 8 puntos en estos dos minutos y medio finales. Todos los del banquillo, con todos anotando -también el ex del Baskonia, Simone Fontecchio-, se apuntaron a una fiesta en la que sigue sin estar por eso el ex azulgrana Leandro Bolmaro, sólo tres partidos jugados en lo que va de temporada. Nadie ni siquiera se acordaba de ellos pero aquí están. Un respeto para estos Utah Jazz. 


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Toni Canyameras




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