Dani Parejo es ya un poco más grande en la historia del Valencia. Con su anunciada titularidad en San Siro en el choque de ida de la Champions ante el Atalanta, el jugador madrileño será uno de los diez jugadores que más encuentros oficiales ha disputado con un club que ya supera los cien años.
“Entrar en el top 10 de jugadores de la historia de un club como el Valencia no es nada sencillo. Para mí es un orgullo, ojala pueda jugar muchísimos mas. Desde el primer día me he dejado todo por el escudo”, señaló el madrileño en la previa del choque.
El de Milán es el partido 369 que disputa Parejo con el escudo valencianista, los mismos que sumó Fernando ‘El Chufa’ Giner, con el que por unos días compartirá este escalafón. Si no pasa nada raro, en Anoeta este fin de semana, le acabará de destronar. Eso sí, aún tiene lejos a Fernando Gómez Colomer, que encabeza esta clasificación con un total de 553 encuentros disputados.
Parejo llegó al Valencia en el verano de 2011 procedente del Getafe y previo pago de seis millones de euros, una inversión muy cuestionada las dos primeras campañas en la que, con Ever Banega y Tino Costa en la plantilla, le costó mucho tener minutos.
Pese a asentarse en el once después de ese mal inicio, su juego arriesgado y su voluntad de ofrecerse siempre le hicieron blanco de las críticas en los malos momentos del equipo, que fueron muchos aquellos años. De hecho, en la 2015-16 pactó con Gary Neville dejar de llevar el brazalete que le había asignado Nuno en la exitosa campaña 2014-15.
En el verano de 2016, Parejo tenía decidido abandonar el club y forzó en la pretemporada para hacerlo lo que le supuso quedar apartado unos días. El club se cerró en banda, él pidió perdón y la situación no sólo se recondujo sino que desde entonces se ha convertido en estandarte del club.
Referencia dentro y fuera del vestuario, de nuevo con el brazalete en su camiseta, Parejo es ya una autoridad moral para el valencianismo y él fue el encargado de levantar en mayo el título de la Copa del Rey y de ofrecérselo a una afición que, ahora sí, le idolatra.
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