“Puede haber efectos del virus que aún no sepamos, es muy serio”

De Bilbao a Europa y al mundo. La Asociación de Jugadores de la Euroliga ha creado un Consejo Asesor destinado a mejorar la vida profesional de cada deportista y para el grupo de seis expertos ha contado con Julio Calleja. Una voz autorizada a nivel internacional en lo referente a la recuperación deportiva: Profesor Pleno (Catedrático) del Departamento de Educación Física y Deportiva la UPV/EHU. Con una notable trayectoria en el baloncesto: entrenador personal de Serge Ibaka, trabajó con la Federación Española, con el Tenerife, con la República Dominicana, con el 1 de Agosto de Angola… Pero también se ha movido en otros ámbitos. Ha trabajado con Alberto Iñurrategi (alpinismo), Eneko Acero (surf) o Yahaira Aguirre (judo). Ahora pondrá su experiencia al servicio de la Euroliga.

Empezando por lo más reciente. ¿En qué consiste el Consejo Asesor y qué funciones va a desempeñar?

La Euroliga tiene un sistema avanzado de personas alrededor que intentan mejorar la competición. La recién creada Asociación de Jugadores, dirigida por Nachbar, nos llamó y en la reunión me sorprendió porque había seis técnicos de muchísimo nivel: Cuzzolin, que ha estado con Toronto Raptors, con Italia, asesor del CSKA; Jukic, de la croata; el médico del Fenerbahçe y de Turquía, Kocaoglu; César Sampaio, que es un analista de datos; el médico de Serbia (Ostojic); y últimamente hemos incorporado a Mar Rovira, una exjugadora que hace las labores de psicología coach. Nos han pedido que intentemos dotar de conocimiento científico a todos los jugadores de la Euroliga con el objeto de mejorar los problemas del día a día por el hecho de viajar tanto, el estrés de la competición, las lesiones…

Un honor aportar su experiencia para la máxima organización de clubes de Europa.

No me lo esperaba, fue una llamada que me sorprendió y me ha hecho muchísima ilusión. Cuando vi el resto de compañeros que estaban y que eran referentes a nivel mundial fue un gran honor, una gran ilusión y un nivel de compromiso y responsabilidad enorme porque las decisiones que se tomen y las informaciones que demos a los clubes son fundamentales en un deporte en el que se mueven tantos intereses.

Es una competición que en los últimos años está creciendo en cuanto al número de encuentros y todo ello hay que conjuntarlo con las competiciones domésticas. Hay mucho trajín físico.

Sí, es un modelo que todavía le falta un paso grande para llegar al modelo NBA. Pueden ir en esa línea, pero aún no están preparados estructuralmente. La sobrecarga de 3-4 partidos semanales, el hecho de no tener un jet privado para ellos salvo casos puntuales como el Madrid o el CSKA que pueden viajar en chárter, hace que surjan muchísimos problemas alrededor. Horas de sueño, cambio horario, mala recuperación… y los deportistas que no están acostumbrados a este sistema de competición van a tener altibajos en su forma durante el año.

La República Dominicana y Angola, también baloncesto, pero otro mundo comparado con Europa y la NBA.

Te da una perspectiva global del deporte muy amplia. El baloncesto es mi deporte, el que mejor comprendo o entiendo, haber estado en la Dominicana con Kenny Atkinson, que hace poco le cesaban de los Nets y ha fichado por los Clippers como ‘first assistant’, fue una experiencia muy bonita en el Preolímpico y en FIBA Américas, estuvimos en el staff con cinco jugadores NBA y con un modelo americano en el que estuvimos a un pelo de clasificarnos para los Juegos. Lo de Angola fue otro proyecto que tampoco me esperaba porque Ricard Casas llegó allí, no tenía ninguna estructura y me pidió que le ayudara. Hicimos la pretemporada en Lisboa, conseguimos buscar un sistema que le pudiera dar soluciones porque son países que tienen muy buenos atletas, pero sin dotación alrededor del equipo.

También tiene que ser bonito el premio a la trayectoria que ha recibido por parte de la ‘Asociación argentina de preparadores físicos del baloncesto’.

Pues sí, cuando te vas haciendo mayor estas cosas se agradecen mucho. Ni me podría imaginar que desde otro país, en otro continente, en el primer congreso que hicieran, dieron tres premios a tres entrenadores internacionales y cuando me llamaron me hizo muchísima ilusión. No me lo esperaba, he colaborado con ellos, pero cuando te dan un premio es para valorarlo mucho.

Al modelo Euroliga todavía le falta un paso grande para llegar al modelo NBA. Pueden ir en esa línea, pero aún no están preparados estructuralmente

¿Cómo es trabajar al lado de Serge Ibaka? Una súper estrella de la NBA que además es un portento físico.

Cuando gana la NBA y me da las gracias, se me ocurre todo lo contrario, el que tiene que estar agradecido soy yo a él por tener la oportunidad de trabajar estos años con un súper atleta, con un alto nivel de compromiso, con una profesionalidad extrema que no había visto nunca en ningún deportista. Te das cuenta que alguien que está tantos años en una liga tan competitiva, no es casualidad. Serge es un profesional de primerísima línea mundial y tiene una conciencia del cuidado de su cuerpo y de su rendimiento, extrema. Lo que le ha llevado a ser quién es, a mantenerse tantos años y a tener un anillo, que no es fácil de conseguir. Ha sido la experiencia más impactante a nivel emocional del año.

Vayamos al Covid. Todos los que trabajan con la salud y el físico siguen aprendiendo de cómo afecta el virus. En el ámbito cercano estamos viendo las secuelas que ha dejado, por ejemplo, a Hakanson y a Huskic en el RETAbet y a Yuri en el Athletic. Un asunto que les ocupará mucho tiempo ahora.

Intento leer todo lo que hay y hablar con los compañeros de profesión para ver las experiencias porque no sabemos hasta la fecha los efectos secundarios que puede tener y las respuestas en muchas personas. Hay asintomáticos, hay otras personas que lo padecen y no lo sufren y otros que están teniendo efectos secundarios que se están empezando a observar. Estamos en fase de conocimiento, de recopilar información. Precisamente he hablado con Josean Lekue, médico del Athletic, y estamos muy pendientes de los efectos secundarios y lo que las revistas científicas nos están empezando a demostrar. Puede haber efectos que todavía no sepamos, impacto en el sistema cardiovascular y neurológico. Esto es mucho más serio de lo que parece y nuestra profesión es diana.

Garitano explicó que Yuri se entrena bien, que los parámetros están bien, que se siente bien en la previa, pero que cuando hace el esfuerzo en el partido llega la indisposición. Cuestión de ir aprendiendo.

Efectivamente. Las secuencias han sido parecidas en los dos partidos, según he visto por la televisión, y me consta que el Athletic está estudiando a fondo el caso. Hay que sacar conclusiones porque esto es realmente muy serio, sobre todo por la salud del deportista, que son personas antes que deportistas.

Julio Calleja es entrenador personal de Serge Ibaka. FOTO: AFP
Julio Calleja es entrenador personal de Serge Ibaka. FOTO: AFP

Más allá de lo que afecta el virus al que lo sufre, también hay consecuencias para el colectivo. Al Bilbao Basket ha pasado de estar veinte días sin competir a jugar tres partidos en pocos días. Hay que estar preparado desde el punto de vista físico.

Por supuestísimo. Nosotros, que trabajamos en consonancia con los médicos, siempre intentamos tener información de ese tipo y cuando ellos nos la transmiten, la intentamos aplicar con el mejor criterio a nuestros deportistas. En las dos asociaciones de preparadores físicos, tanto la española como la internacional, teníamos como puntos del día la información que tenemos que recibir de los médicos para ver cómo es el retorno a la competición en jugadores que han pasado el Covid. Salen de un periodo de parada porque tienen que estar confinados y rápidamente tienen que acelerar el proceso de forma porque se encuentran con escenarios con mucha densidad de competición. Eso lo tenemos que gestionar bien porque estamos incumpliendo, teóricamente, los plazos de adaptación.

¿Cómo se prepara un partido sin entrenar durante la semana como le sucedió al Bilbao Basket?

Me parece un escenario desconocido del cual tenemos que aprender. A priori, si nosotros tuviéramos intervención, nuestro consejo al entrenador sería no competir. No son unas condiciones adecuadas, hay un altísimo nivel de riesgo. La realidad es que con esto nos tenemos que adaptar… y ya lo de ganar me parece estratosférico.

Al hilo de esto, ¿cuánto peso tienen las opiniones de los preparadores físicos de cara a conjugar todos los factores en un equipo profesional? Hablando de una situación normal.

No hay un modelo único, hay muchas formas de organización interna, de gestión de información y de toma de decisiones final. Ahora el proceso general es que cada vez haya más consenso en la decisión final, pero en este momento la clave es tener una persona que aglutine toda la información y la ordene y que al final se siente cara a cara con el deportista y el entrenador y, entre los tres, se pongan todas las variables encima de la mesa, pero el deportista sigue siendo fundamental. En nuestro caso siempre le escuchamos a él primero y siempre es él casi el que determina la decisión final. En concreto, nuestro peso depende mucho de la relación con el entrenador. El preparador físico cada vez está teniendo más peso en los equipos porque el entrenador delega más en él y confía en su labor, pero nosotros somos técnicos de apoyo que tenemos que dar la mejor información para que él tenga la mayor cantidad de variables que le permitan tomar las mejores decisiones. Al final estamos en un sistema en el que el entrenador tiene peso y debe tomar una decisión final, pero tenemos que contar que hay cosas externas que nosotros no manejamos y él sí. Se trata de que seamos capaces de filtrarle la mejor información para que él tome la mejor decisión junto con el deportista.

Lo de ir a un partido sin entrenar como le sucedió al Bilbao Basket es un escenario desconocido del cual tenemos que aprender. Y ya lo de ganar me parece estratosférico

Cada vez hay más deportistas que integran un colectivo que disponen de un preparador físico personal. Siempre que ese trabajo esté en consonancia con el club en particular, a priori, parece un aspecto positivo.

A pesar de que últimamente sea una parte de todo este entramado, se llevan años trabajando así. Los grandes deportistas tienen sus propios cuerpos técnicos porque les permite individualizar. Se estima que en deportes de equipo, el ratio ideal de trabajo es un técnico por cada tres o cuatro deportistas. Eso hace que económicamente tenga una base de dependencia económica importante. Las grandes estrellas, con grandes contratos, pueden tener ventajas competitivas si tienen técnicos solo para ellos porque eso les permite personalizar mucho más el producto, tener a personas que estén solo pendientes de ellos y estudiándoles mucho mejor. La inmediatez de tener un equipo alrededor hace que tengas una respuesta muy rápida para todo. Ese modelo es muy reducido y solo se presenta en el pico de la pirámide, pero es cierto que cada vez más la tendencia es a intentar que los deportistas de alto rendimiento puedan tener a alguien que les asesore de forma individual. Eso genera un conflicto interno y hay que saber gestionarlo bien. Si se hacen bien las cosas, en consonancia con el equipo, los resultados son muy positivos. Hay que mentalizar a las personas que están dentro y fuera de estas estructuras de que lo importante es el deportista. Y si hay ‘flow’ de comunicación entre el externo y el equipo, eso funciona bien. El problema es cuando hay agentes externos que trabajan al margen del equipo, eso puede generar en los jugadores conflicto, indecisión, dudas…

Vivimos en un tiempo en el que cada vez se alarga más la vida del deportista. ¿Es gracias a la ciencia, a la voluntad del propio deportista, a ambos factores a la vez…?

Los datos nos están diciendo que es una evidencia, en baloncesto y en fútbol se ve. La Liga es un buen ejemplo, cómo hay deportistas cerca de la cuarentena que han llegado con grandes rendimientos. En la NBA podemos ver a grandes jugadores retirados cerca de los 40: Gasol todavía está en activo, Ginobili, Duncan, Nowitzki… Es producto de muchísimas cosas. La propia concienciación de los jugadores: se han dado cuenta de que alargar dos o tres años más de contrato supone una cuantía económica importantísima. Evidentemente, la ciencia está dando muchas respuestas. Cada vez sabemos más de los deportes, cada vez hay más estudios científicos que nos permiten tener información muy precisa de las necesidades de cada uno. Está el tema cultural que tiene el hecho de que con 36, 37 o 38 años como Aduriz, que tienes una edad de madurez que te permite aportar muchísimas cosas al juego y al equipo, hace que ese producto esté muy valorado. En la NBA es muy valorado en el vestuario este tipo de agentes. Aduriz en los últimos años no solo aportó muchos goles, su liderazgo en el vestuario hizo que los mejores años los diera a partir de 35. Todos estos aspectos los consideran mucho los directivos y los entrenadores a la hora de los contratos, es fundamental.


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