Putin amenaza con romper el acuerdo para la exportación del grano ucranio

Putin amenaza con romper el acuerdo para la exportación del grano ucranio

Apenas un par de meses después de que Kiev y Moscú alcanzaran un acuerdo para el desbloqueo del suministro de grano a través del mar Negro, el único pacto logrado en seis meses de guerra, el presidente ruso, Vladímir Putin, amenaza con romperlo. “Tal vez deberíamos pensar cómo limitar la exportación de cereales y otros alimentos a lo largo de esta ruta. Consultaré ese tema con el presidente de Turquía, el señor [Recep Tayyip] Erdogan. Después de todo, fuimos él y yo quienes elaboramos un mecanismo para la exportación del grano ucranio”, ha anunciado durante su intervención en el VII Foro Económico Oriental de Vladivostok, donde tuvo como gran invitado al jefe de la junta militar golpista birmana, Min Aung Hlaing. Junto a este aviso, Putin lanzó otro que el Kremlin lleva días sugiriendo: si Europa o el G-7 limitan los precios de la energía que viene de Moscú les cerrará el grifo, algo que ya ha ocurrido en la práctica con el gasoducto Nord Stream que conecta Rusia con Alemania.

Respecto al grano bloqueado, Moscú alega que el acuerdo para permitir la salida de navíos de transporte de los puertos ucranios ha sido utilizado por la Unión Europea para adquirir cereales que deberían ir a los países con menos recursos. Este pacto fue impulsado también por la ONU, pero, según los datos del organismo internacional, apenas dos de las 88 embarcaciones han atendido hasta ahora las necesidades de su Programa Mundial de Alimentos, si se excluye del cómputo la descarga de cereales en Turquía como paso intermedio. “Esto es un engaño de la comunidad internacional, un engaño a los socios en África y a otros países que tienen una gran necesidad de comida. Es una estafa”, afirmó el mandatario ruso.

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Putin también volvió a recurrir a la dependencia internacional de los fertilizantes rusos para presionar contra las sanciones impuestas. “Se han levantado formalmente las sanciones a nuestros fertilizantes y alimentos, pero todavía hay restricciones. Es una situación delicada: no hay sanciones directas contra nuestros productos, pero hay restricciones relacionadas con la logística, el flete de barcos, la transferencia de dinero y los seguros”, dijo antes de advertir de que la carencia de medios para las cosechas “puede llevar a una catástrofe humanitaria sin precedentes”.

La misma rotundidad empleó al hablar del suministro energético. Putin ha amenazado con cortar completamente el grifo de gas y petróleo si el G-7 y la Unión Europea le imponen precios máximos para limitar la financiación de su maquinaria bélica. “Hay obligaciones contractuales. Si se toman decisiones políticas que contradigan los contratos, no los cumpliremos”, advirtió el mandatario, al mismo tiempo que comparaba a los países occidentales con los personajes malvados que se congelan en el invierno de los cuentos rusos.

Tras el cierre indefinido del gasoducto Nord Stream, Putin ha vuelto a tentar a Occidente con su gas para que deje de apoyar a Ucrania. “Estamos listos para satisfacer las crecientes necesidades de todos los que quieran trabajar con nosotros, (…) incluidos los países europeos, porque nuestro gasoducto siempre es varias veces más competitivo que el gas natural licuado que se transporta a través del océano”, dijo el líder ruso tras afirmar que su país “está listo para encender el Nord Stream, pero no nos dejan”.

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El jefe del Kremlin tachó de “estupidez” la propuesta de la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, de imponer otro tope al precio del gas ruso. “Rusia no tiene problemas para exportar recursos energéticos”, afirmó un día después de que los dos monopolios gasistas de China y Rusia acordasen que el pago del suministro del gasoducto Poder de Siberia sea realizado en rublos y yuanes a partes iguales.

El uso de la fuerza, única solución

Acompañado por el jefe de la junta militar birmana, que dio un golpe de Estado hace un año y medio, Putin afirmó que Rusia tomó “deliberadamente” la decisión de lanzar su ofensiva sobre Ucrania porque a día de hoy considera imposible solucionar pacíficamente los conflictos internacionales. “No hemos perdido ni perderemos nada. Desde el punto de vista de lo ganado, puedo decir que la principal ganancia ha sido el fortalecimiento de nuestra soberanía. Por supuesto que hay cierta polarización tanto en el mundo como dentro del país, pero creo que esto nos es beneficioso”, agregó.

“Siempre se viola el derecho internacional”, fue la justificación de Putin a su ofensiva. “Mucha gente dice que Rusia viola el derecho internacional. No es cierto. ¿Quién inició la guerra de Irak sin la aprobación de la ONU? ¿Quién destruyó Yugoslavia con pretextos bienintencionados? ¿Qué reglas? ¿Qué se inventaron? ¿De dónde sacaron estas normas? Que ellos vivan según ellas”, advirtió Putin.

“Después de los repetidos intentos para resolver el problema [de Ucrania] pacíficamente, Rusia decidió responder de la misma manera, con una respuesta espejo, igual que actuó nuestro enemigo potencial, y lo hicimos deliberadamente por medios armados. Todas nuestras acciones están destinadas a ayudar a las personas que viven en Donbás”, afirmó Putin, quien repitió su relato de que las protestas de Maidán en 2014 llevaron a un supuesto “genocidio” en Donbás por parte del “régimen de Kiev”, Gobierno que el propio Kremlin reconoció tanto en las presidenciales de 2014 como de 2019.

Además, este pretexto de una matanza sistemática no se corresponde con los datos proporcionados por Naciones Unidas. De los cerca de 13.400 muertos confirmados entre 2014 y 2021, un total de 3.404 fueron civiles y el resto militares. De estos, la inmensa mayoría (3.039 civiles) perdieron la vida durante la fase activa de la guerra (2014-2015) a ambos lados del frente. Desde entonces, la casi totalidad de los incidentes tuvo lugar por minas o bombardeos cerca de la línea de contacto.

Como comparación, el pasado año murieron 25 civiles, “la menor cifra anual en todo el periodo del conflicto”, según la ONU, mientras que en los primeros seis meses de esta guerra, entre el 24 de febrero y el 22 de agosto de este año, han muerto al menos 5.587 civiles, casi el doble que en los ocho años anteriores. “Aunque las cifras podrían ser considerablemente mayores”, advierte Naciones Unidas, debido al vacío de información en algunas zonas de combate.

Por otra parte, el mandatario ruso también tuvo un mensaje para el jefe de la diplomacia europea, Josep Borrell. “Si hubiera vivido en España en los años treinta y hubiera escuchado la frase ‘Sobre toda España está el cielo despejado’, la señal que dio comienzo al golpe del general Franco, ¿hubiera tomado las armas? ¿Y de qué lado estaría? (…) En mi opinión, estaría del lado de los golpistas, igual que hoy apoya a los golpistas en Ucrania”, le acusó Putin a raíz de unas declaraciones del alto cargo que Bruselas considera malinterpretadas. Según la Comisión Europea, Borrell fue mal traducido al citar a otro político que decía que Rusia es hoy “un Estado fascista”.

La explosividad del discurso de Putin tiene de fondo su guerra de desgaste con los Veintisiete, pues espera que las protestas sociales se produzcan allí antes que el colapso económico ruso. “El nivel de desarrollo de Europa y la calidad de vida de su gente son arrojados al horno de las sanciones, cuyo sacrificio se hace en aras de preservar la dictadura de EE UU en los asuntos internacionales”, bramó Putin el mismo día que el precio del barril de petróleo se situaba por debajo de 90 dólares por primera vez desde comienzos de febrero, justo antes de la guerra; y una semana después de que Europa lograse llenar las reservas de gas planeadas para el invierno.

En guerra contra el dólar

El otro gran obstáculo que ve Putin para acabar con “el viejo orden mundial” son el euro y el dólar. Más de la mitad del fondo de reservas que tenía Rusia en el exterior fue congelado tras comenzar la guerra, y sus bancos fueron desconectados del sistema SWIFT. “Nos estamos alejando paso a paso del uso de monedas tan poco fiables”, dijo Putin. Un día antes, los dos monopolios gasistas de China y Rusia acordaron que el pago del suministro del gasoducto Poder de Siberia sea realizado en rublos y yuanes a partes iguales.

“En un intento de resistir el curso de la historia, los países occidentales han socavado los pilares clave del sistema económico mundial, que se ha construido a lo largo de los siglos. Ante nuestros ojos se ha perdido la confianza en el dólar, el euro y la libra esterlina como monedas con las que es posible realizar liquidaciones, mantener reservas y nominar activos”, afirmó el mandatario.

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