Qué es la metodología Agile y por qué debes ponerla en práctica

La metodología Agile es un tipo de metodología en el desarrollo de proyectos, principalmente empresariales, que aunque muy extendido en el mundo desde su invención en 2001 parece ser todavía bastante desconocida si bien se basa en un manifiesto que debe leerse y entenderse bien para saber aplicar el método de la forma correcta. Conozcamos más sobre qué es la metodología Agile y por qué debes ponerla en práctica.

Qué es la metodología Agile y por qué debes ponerla en práctica

La transformación digital y la complejidad organizacional han llevado a la necesidad de contar con metodologías de gestión de proyectos flexibles capaces de superar las tradiciones prácticas que ahora están obsoletas para una amplia gama de áreas. Así nació la metodología de gestión de proyectos Agile. Una práctica nacida en el mundo digital pero ahora muy extendida en innumerables sectores y áreas.

La gestión de proyectos se define como: “la aplicación de conocimientos, actitudes, herramientas y técnicas a las actividades de un proyecto con el fin de lograr sus objetivos” por el “Cuerpo de conocimientos de gestión de proyectos”, uno de los escritos más autorizados en esta área.

En otras palabras, puede entenderse como el conjunto de prácticas analíticas, organizativas, de planificación y de diseño útiles para lograr los objetivos de un proyecto o una cartera de proyectos.

Durante la década de 1990, la denominada “cascada” o metodología de gestión de proyectos secuenciales se formalizó gradualmente. Como puede deducirse del propio nombre, es un método de organización de proyectos que prevé una sucesión ordenada de actividades secuenciales según las cuales cada actividad puede iniciarse solo al final de la anterior.

Las soluciones creadas según esta lógica determinista ven como ventajas una cierta claridad de los tiempos y métodos de ejecución del proyecto, así como una sencillez en las comunicaciones entre los distintos sujetos, que no tienen una alta frecuencia.

Al mismo tiempo, surgen una serie de riesgos: un retraso en una sola actividad conlleva el aplazamiento del proyecto en su conjunto, además, la entrega del proyecto «a granel» deja espacio para posibles insatisfacciones.

Cuando nació la metodología Agile

La lógica de la gestión de proyectos y producción experimentó una nueva e innovadora línea de estudios y operaciones con la difusión masiva de las tecnologías TIC a principios de la década de 2000. Esto de hecho requirió replantearse la clásica gestión secuencial de proyectos, o «cascada», hacia lo que es denominada “Metodología Agile”, una metodología que apareció por primera vez en el “Manifiesto para el desarrollo ágil de software” publicado en 2001 por Kent Beck, Robert C. Martin, Martin Fowler.

En su concepción inicial, la metodología está diseñada específicamente para orientar a los programadores durante el desarrollo de software, con el tiempo se ha ido consolidando y difundiendo integrando o vendiendo integrada con otras metodologías (LeSS Large-scale, Scrum, SAFe – Scaled Agile Framework, Nexus, Scrum y Scale) y el desarrollo en múltiples áreas de la gestión de proyectos, en particular en contextos donde la realización de un proyecto nuevo o personalizado requiere una planificación incierta o compleja.

Los principios cardinales de la metodología Agile

Los principios cardinales de la gestión ágil de proyectos están contenidos en el manifiesto del mismo nombre y describen las pautas de la metodología para conceptos clave:

  1. Entregas frecuentes de productos para una alineación constante con las necesidades del cliente.
  2. Desglose del proyecto en tareas más pequeñas y factibles para completar o integrar los cambios más rápidamente
  3. Cumplimiento de los plazos de entrega de los módulos individuales que operan preferentemente por períodos cortos.
  4. Interacción continua y frecuente con las partes interesadas involucradas en el proyecto, creando un ambiente positivo y motivador.
  5. Predilección por la comunicación cara a cara
  6. La medida del progreso está representada por la entrega de módulos funcionales
  7. Ritmo de desarrollo constante y sostenible
  8. Atención continua a la excelencia técnica y los detalles
  9. Importancia de la sencillez
  10. Equipos autoorganizados
  11. Reuniones informativas continuas y periódicas para controlar los márgenes y las acciones de mejora

En resumen, el enfoque de la metodología Agile evita la programación rígida de actividades al prestar mayor atención a los ciclos de trabajo, llamados «sprints», que generalmente duran unas pocas semanas, y a iteraciones continuas posteriores a los sprints con las partes interesadas o con el cliente final. Esta práctica generalmente involucra equipos pequeños y multifuncionales que trabajan con autonomía organizacional en pequeñas cargas de trabajo o pruebas.

Cuando es útil utilizar la metodología Agile

Este enfoque es óptimo en cualquier área donde sea necesario implementar un proceso de innovación o para proyectos personalizados o no rutinarios. Podemos imaginar, a modo de ejemplo, la construcción de infraestructuras como puentes o grandes edificios en el ámbito de la ingeniería civil, la construcción de una maquinaria de producción por encargo en la industria o incluso la creación de una plataforma web en el ámbito de la digitalización. .

En particular en este último sector, el de la digitalización, existe una amplia adherencia a las prácticas derivadas de la metodología Agile. No solo para la creación de aplicaciones o sitios web sino en general para implementar procesos de transformación digital en la empresa. Precisamente porque los procesos requieren una implicación amplia y transversal de todas las figuras de la empresa en un contexto complejo. Contexto en el que un enfoque iterativo entre los distintos actores involucrados permite un diálogo y una comparación constantes para minimizar la insatisfacción y los malentendidos. Mientras que los equipos autoorganizados y la subdivisión de actividades permite cierta elasticidad y flexibilidad organizativa.


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