Como era de suponer y de esperar ya llueve menos en el Bernabéu y en el Camp Nou. En espera de su mano a mano del día 18, ya están en lo más alto de la tabla y empatados a puntos (28) y clasificados para los octavos de final de la Champions a falta de la última jornada.
La recuperación de sus males ha llegado por distintas vías. Mientras el Real Madrid se ha agarrado al colectivo, el Barcelona se ha enchufado en vena a Messi. Los dos conductos, además de reglamentarios, son absolutamente válidos. Los blancos han empalmado cuatro partidos de cierta continuidad en su buen juego, además de una media alta de goles por partido: 15 tantos en cuatro encuentros, dos de LaLiga y dos de la Champions. Evidentemente al buen rendimiento colectivo han contribuido el crecimiento individual de algunos jugadores como Hazard, Kroos, Courtois y Valverde, que han multiplicado sus prestaciones y ya echan las dos manos a los incombustibles Carvajal, Ramos, Casemiro y Benzema.
Valverde y los suyos han recurrido a lo más sencillo. Dar el balón a Messi y que Leo haga de las suyas. En jugada, a balón parado, por alto, por bajo, por la derecha, por la izquierda… Todo lo que cae en sus pies y pasa por su cerebro queda mejorado de manera inmediata.
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