Carlos Sainz tendrá una difícil papeleta en el GP de México de F1. Viene de lograr la pole en Austin, pero de sufrir otro golpe de mala suerte al tener que abandonar en la primera curva en Texas al ser embestido por George Russell. Una semana después, el español no debería poder pelear por una nueva pole debido a la más que probable penalización que deberá asumir por cambiar de motor.
Ferrari le puso a Charles Leclerc en Austin un nuevo motor de combustión que sirve para que los italianos prueben sus mejoras de fiabilidad de cara al curso 2023. La fiabilidad de su propulsor ha sido uno de los males más reconocidos de Ferrari esta campaña y hasta el momento el equipo de Maranello no podía aprovechar todo el potencial de su propulsor. En Austin, Leclerc ya llevó este nuevo motor, con un nuevo diseño de válvulas que permite aumentar su fiabilidad, y por lo tanto, trabajar con mapas más agresivos para sacar todo el jugo de la unidad de potencia italiana.
Tras esta primera prueba en el coche de Leclerc, Ferrari debería optar por ponerle este propulsor a Sainz este fin de semana, algo que le costaría una penalización de 5 puestos en la parrilla del domingo (o más plazas si también cambia otros elementos).
Ferrari busca así acumular el mayor número de kilómetros posible con estos dos motores en las tres carreras restantes para encontrar algún problema de diseño (en caso de que lo haya) que deban resolver antes de seguir dando pasos al frente de cara al 2023.