Se cumplen 40 años de la segunda liga del Barça

Cuando Antoni Serra se hizo cargo del primer equipo del Barça, en 1979, el presidente de entonces, Josep
Lluís
Núñez, le preguntó en su presentación si ese año iba a ganar la liga.

“No, este año no. La ganaremos el año próximo”, contestó Serra, técnico de prestigio, que había llevado al Joventut a ese logro un año antes.

Serra sabía que en su primer año resultaba muy aventurado prometer el título tan exigente pero era consciente de lo que tenía entre manos para apostar fuerte por ello con un mínimo recorrido. Esa segunda temporada fichó al mejor americano que había pasado por España hasta entonces, Jeff
Ruland, y como luego explicó, necesitó inculcar al equipo lo único que le faltaba: filosofía de ganador.

La culminación de su obra llegó el 22 de marzo de 1981, hace este lunes exactamente 40 años. Con el triunfo en la pista del Náutico por 72-80, el Barça confirmaba matemáticamente la conquista del título de liga, a falta de dos jornadas para el final, poniendo fin así a una sequía de 23 años en esta competición y anunciando la emergencia de la sección en la que iba a ser una década para el recuerdo.

La línea exterior la formaba talentos de alto nivel de gran recorrido como el base Nacho
Solozábal y los aleros Epi y Chicho Sibilio. Completaban el perímetro jugadores con talento y experiencia como Joan Creus, Perico Ansa o Manolo Flores. Y formaban en el juego interior Juan Domingo de la Cruz y los estadounidenses Mike Phillips y Jeff Ruland. Phillips, campeón de la NCAA con Kentucky, fue una leyenda de la liga: llegó en 1979 para recalar en las filas del Mollet (cedido por el Barça) y se retiró en Murcia en 1990 tras una etapa de dominio en el juego interior en diversos equipos. Ruland, una leyenda en la universidad de Iona, iniciaba su periplo profesional que a la postre le llevaría a desarrollar una carrera de 9 años en la NBA.

Tras unas décadas de dominio absolutista del Madrid, con apariciones fugaces del Joventut, la 80-81 fue una liga con vaivenes en la que el Barça supo ser más regular. El caso es que empezó mal, perdiendo en la pista del Cotonificio (94-87) pero supo ganar en Madrid. Los azulgrana tan sólo perderían tres encuentros en toda la competición y se mantuvieron invictos durante toda la segunda vuelta mientras los bancos caerían de forma inesperada en pistas como las de OAR (92-78) y Cotonificio (69-73).

En ese curso 80-81, el equipo se alzaría también con el título de Copa y disputaría la final de la Recopa, en la que salió derrotado a manos del Squibb
Cantú. Una derrota, esta, que evitó que la sección lograra el primer triplete de su historia. La gloria europea, de todos modos, estaba reservada para los años siguientes.


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