Un Barça de chiste se aleja de LaLiga

Messi, durante el último duelo liguero ante Osasuna.
Messi, durante el último duelo liguero ante Osasuna.ALBERT GEA / Reuters

Carles Tusquets y Trías de Bes (Barcelona, 1951) es el presidente de la Comisión Gestora del Barça desde la dimisión el 27 de octubre de la junta de Josep Maria Bartomeu. A los 32 años ya era presidente del Cercle d’Economia, fundó después Fibanc y, en tanto que empresario multisectorial, es un experto en la gestión de inversiones y presidente de Mediolanum. El currículo le avalaba precisamente para dirigir al club en unas condiciones extremas después de perder las elecciones a la Cambra de Comerç de Barcelona. Apenas necesitó un mes para poner orden a los papeles del club, convocar elecciones para el 24 de enero y garantizar la viabilidad de la entidad después de pactar con los futbolistas un ajuste salarial de 122 millones fijos y 50 variables, pacto imposible con Bartomeu.

Aguantó la presión de los precandidatos que le instaban a citar sin demora a los socios a las urnas e intentó gobernar con la complicidad de los distintos departamentos del Barcelona. Hasta que murió Diego Armando Maradona y Tusquets perdió la condición de anónimo para pasar a ser protagonista en tanto que tesorero de la junta de Josep Lluís Núñez que a sus 27 años fue decisivo en el fichaje del 10. Tusquets era el hombre que tenía la llave de la caja del Camp Nou cuando llegó El Pelusa a Barcelona y ahora era el financiero que había logrado la misión imposible de salvar al club de la quiebra mientras se aguarda al sustituto de Bartomeu. Tusquets ha salido del anonimato para contar en Rac 1 y la SER la crítica situación del Barça y, como ya pasó con el vicepresidente económico Javier Faus, habló de Leo Messi.

A excepción de Bartomeu, los que manejan las cuentas del club acostumbran a citar al rosarino desde una perspectiva muy diferente de la de los que manejan al equipo, sobre todo cuando se refieren a los sueldos que cobran figuras como Messi —unos 100 millones de euros brutos según algunas fuentes del Barcelona—. “Económicamente hablando, en verano habría vendido a Messi. Habría sido deseable”, afirmó Tusquets en Rac 1 en alusión al momento en que el presidente se negó a negociar la salida del jugador después de que pidiera salir del club mediante un burofax remitido a los servicios jurídicos del Barça. Las palabras del presidente de la Gestora dieron a entender que el traspaso de Messi habría ayudado a sanear unas cuentas maltrechas y ahora espeluznantes por los efectos de la covid-19.

Tusquets se explayó en sus explicaciones sin atender a ninguna estrategia corporativa, sino a título personal y como presidente de la Gestora. Aseguró que en enero no se podrá pagar las nóminas de los jugadores —tienen el cobro de las fichas fraccionado en dos ingresos: uno en enero y el otro en julio—: “Se han aplazado. Pero el acuerdo que tenemos con los futbolistas nos permite acabar la temporada sin problemas de tesorería”. Y precisó también que una parte del estadio “se está cayendo” —constantemente hay que afrontar gastos por deterioros— y que hay facturas de la directiva dimitida que no firmarán porque no las ven claras; “no están bien formuladas o su precio no es de mercado”, sin atender que desde 2015 es el presidente de la Comisión Económica, organismo supervisor de las finanzas del Barça.

Tusquets estaba, por tanto, al caso de la gestión de Bartomeu. No calibró en cambio el impacto que podían tener sus palabras en el vestuario y en Messi. El portavoz del equipo es ahora el entrenador Ronald Koeman: “Quien debe decidir sobre su futuro es el propio Leo. Lo mejor para nosotros es intentar tener siempre a los mejores jugadores”, afirmó, disgustado por el ruido generado después de las intervenciones de Neymar, quien expresó su deseo de jugar la próxima temporada con Messi, y de Tusquets. “Los comentarios que vengan de fuera no me interesan pero si vienen desde el club no nos ayudan a tener tranquilidad para hacer nuestro trabajo. No podemos controlar lo exterior; desde dentro es diferente. No hace falta”, remachó Koeman en alusión al presidente de la Gestora.

Koeman gestiona a Messi como un activo a la espera de que en junio decida si se va o renueva por el Barça. La mano del técnico ha sido decisiva para estabilizar a la plantilla, acordar el plazo de los pagos a los futbolistas —el 40%—, buscar un plan de juego y tranquilidad a un equipo que ha ganado sus cinco partidos de Champions y ahora intenta remontar en LaLiga. La dinámica ganadora coincide con los momentos de apuro en el Madrid. Y, sin embargo, en un contexto favorable, el peor rival del Barça es el propio Barça. Las palabras de Tusquets suenan como un tiro al pie de Messi. Así que el presidente de la Gestora se corrigió esta tarde mismo en Catalunya Ràdio: “No soy nadie para vender a Messi (…). No tengo ninguna voluntad, no puedo tomar ninguna decisión, sobre su contrato y desconozco si hubo alguna oferta; me dicen que no”. “Lo que ha ocurrido es que se ha interpretado mal la pregunta y la respuesta que se formularon sobre Messi”, ha añadido. “La decisión la tiene solo el jugador; tiene razón Koeman; lo que ocurre es que no le han explicado bien el sentido de mis palabras”. E insistió: “Yo solo hablé de números. Nada más. Es una verdad como un templo que la marcha de Messi hubiera sido buena para el club”.. Hecha a destiempo, la gestión del 10, y el coste de su renovación o continuidad, suele dividir al Barça.


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