Un monstruoso Embiid rebaja la euforia de los Celtics. "La carrera por el MVP ha terminado"

Un monstruoso Embiid rebaja la euforia de los Celtics. "La carrera por el MVP ha terminado"

Una petición, una súplica, una amenaza. Es tan intenso el derroche de su talento y el impacto de su fuerza, tan continuado su despliegue de infinitos y bellos recursos, que parece ya que suenen a amenaza los incesantes y chillones llamados de Joel Embiid al MVP. Él y casi nadie más que él, con otra estremecedora actuación de 50 puntos -52 en este caso-, el indefendible pívot se cargó a los Celtics, aportando literalmente más de la mitad de la anotación de los Sixers en un triunfo vital para la moral de ‘Philly’ de cara a los playoffs (103 – 101). Para acabar de decorarlo, 13 rebotes, 6 asistencias y 2 tapones.

Y lo mejor, que era imposible defender mejor la mayoría de sus tiros. Pero él, con un 20/25 en lanzamientos -¡un 80%!, está ya en un punto que parece inmune a todo, por encima de todo, también de nuevo de Wilt Chamberlain, segundo jugador de la historia el camerunés que estampa por lo menos 50 tantos, 10 capturas y 5 pases de canasta, y un 80% en tiros junto al legendario interior. Uniéndose también junto a Chamberlain y Kareem Abdul-Jabbar con por lo menos 5 partidos con medio centenar o más de puntos.

“La carrera por el MVP ha terminado”, clamaba el entrenador de Philadelphia, Doc Rivers, mirando de reojo a los partidarios del tercer galardón de Nikola Jokic. Pero ni una tímida sonrisa ni el más mínimo amago de ella un Embiid que parece seguir enfadado con ese mundo al que le pide encarecidamente -con puntos pero también con palabras-, que se rinda a él. Pero no parecía ser ese el motivo de su ausencia de alegría. Sabe el profundo significado que hay detrás de su nueva pieza maestra de 50 puntos.

“Esto no es suficiente. Tenemos que mejorar en defensa”, decía justo al acabar, sin ni una pizca de euforia en su rostro, Embiid. Sabe que su exhibición le acerca al MVP pero le aleja del anillo, al límite Philadelphia para ganarle, por fin, un duelo esta temporada a Boston: amén del cautivador recital de su divino gigante, tuvieron que sudar ante unos Celtics de circunstancias, sin Robert Williams III por preceptivo descanso de lesión ni Jaylen Brown por dolor en la parte baja de la espalda. Si pretende jugar a lo de anoche, su candidatura al anillo es insostenible.

Aun con un frío Jayson Tatum bien defendido por Tobias Harris –sólo 19 puntos tras un 7/20 en lanzamientos-, el conjunto de Joe Mazzulla apretó las clavijas a los de Rivers hasta el final, poniendo el 103-101 Derrick White con un triple -el mejor de Boston con 26 tantos-, después de que a los verdes les saliera bien la de fallar un tiro libre expresamente, buena mano la que tuvo para tirar la ‘piedra’ adecuada Marcus Smart. Tras un falta de Embiid en la siguiente acción, Tatum erró el lanzamiento decisivo en lo que fueron unas potenciales semifinales de Conferencia.

Aunque los Sixers pudieron satisfacer con la victoria sobre un contendiente como el subcampeón una acuciante necesidad después de haberse ido cabizbajo de todos los últimos enfrentamientos de enjundia en el último mes -derrotas ante Warriors, Suns, Nuggets y Bucks-, pero pusieron de manifiesto cuánto de forzado es su juego. Necesita que Embiid no baje ni un pellizco su máximo nivel ni en cantidad ni en calidad, con esa casi inverosímil capacidad de anotar tiros de altísima dificultad ante la escasa contribución del resto.

James Harden sumó con su habitual doble-doble -20 puntos con un 7/17 en tiros y un 4/9 en triples y 10 asistencias-, y P.J. Tucker registró por esta vez dobles dígitos con 11 puntos -clavó 3 triples de 3 decisivos al final-, pero poco más. Que dos titulares con capacidad anotadora como Tobias Harris y Tyrese Maxey acaben con 5 puntos cada uno no está a la altura de un contendiente, como tampoco que el banquillo sólo dé 10 tantos, con 8 para Jalen McDaniels y 2 para Paul Reed.

En contraste, en la foto habitual de un equipo cuya filosofía de juego trasciende hasta individualidades del calado de Jayson Tatum, hasta 6 jugadores con dobles cifras en Boston: el propio Tatum (19), White (26), Brogdon (18), Smart (17), Al Horford (11) y Grant Williams (10).

Ha llegado un momento en el que Embiid -si es que no ha sido así durante gran parte del curso-, se ha acostumbrado a luchar y vencer contra el mundo, impasible a tener que verse tomando tiros de media distancia ante un equipo entero defendiendo en zona que desatiende por completo el perímetro. Cuando no lo esquiva con su tiro ‘fadeaway’, finta y resuelve como quiere -hasta hay veces ya que el defensor reacciona muy tarde al quedarse pensando qué hará el africano-. Y cuando no tira de maña, arremete contra todo con su fuerza sacando tiros libres si anota en jugada.

Harden no parece suficiente como anotador principal cuando no está Embiid en pista

Esta vez también supo resolver los 2×1 ante lo que tanto sufre a veces, encontrando a P.J. Tucker para tres triples liberados al final del partido, algo que no siempre va a suceder, pues los promedios del veterano interior esta temporada son de 3,6 puntos, muy por debajo de los 11 de anoche. Hasta parece que ‘Philly’ se acomode con lo pronto que entrega a Embiid para que se la juegue, sin intentar por lo menos una buena circulación para espaciar más la pista y que el camerunés pueda recibir dentro sin tanto tráfico.

Sin Joel en pista, los Sixers se desploman, insuficiente James Harden como anotador principal con el camerunés en el banquillo pues ya no tiene el demoledor arranque de antaño. Una gran manera de protegerse ante él, la defensa combinada de cuatro en zona y uno en individual -box and one-, para obligarle a optar por el triple. Sin la misma protección de aro, sin su líder los Sixers entran también en el círculo vicioso de tiros fallados-transiciones defensivas deficitarias.

Y en la defensa de cinco contra cinco Joel Embiid no se basta para abarcar todo, relativamente sencillo para un equipo de tamaño y atlético como Boston conseguir los emparejamientos adecuados –Harden y Maxey como blancos fáciles-, para atacar el uno contra uno con un buen ‘spacing’. A no ser que Embiid se mantenga en este plan los playoffs enteros -o Rivers tenga armas secretas que mostrar-, lo de los Sixers no se aguanta por ningún lado. Ni con el (posible) MVP. 




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