Una fuente inagotable

Que fuese el único potrillo junto a Näis que no jugase en el telonero y sí lo hiciese en el estelar ya es significativo. Jon
Ander
Olasagasti dejó ante Osasuna destellos de calidad jugando en su sitio, como volante por la izquierda en un lugar reservado habitualmente para Mikel
Merino. Aunque estuvo más discreto que en el encuentro ante el Villarreal, donde jugó de pivote único encargado de nutrir la salida de balón, quedó claro que Zubieta sigue siendo una fuente inagotable de medio centros puros.

El único problema es que tiene a mucha gente por delante. Illarramendi, Zubeldia, Guevara y Zubimendi nada más y nada menos, pero en el fútbol nunca se sabe. En el minuto 3 ya dejó su sello. Aquello que mejor sabe hacer y que siempre ha demostrado en las categorías inferiores hasta llegar este año al Sanse: filtrar pases rompiendo líneas de presión. Desde el carril del ‘8’ sacó el ‘patt’ para introducir un envío tocado, medido y al pie, de esos pases que generan superioridades si el control orientado es eficiente. Willian
José echó al traste el regalo del donostiarra, que ya se iba entonando en un choque en el que los detalles de calidad fueron pocos.

La Real comenzó el encuentro sin tener demasiado el balón, algo que dificultó poder descubrir cómo se desenvuelve el joven potrillo. No paró de correr tras Oier y Moncayola, mucho más físicos que él. Pero una vez que Roberto
López y Olasagasti se adueñaron del balón, Osasuna comenzó a desesperarse. Olasagasti lo hizo fácil, control con la derecha y distribución con su delicada pierna izquierda. También fue capaz de conducir y driblar rojillos como si estuviera jugando en el Z4 de Zubieta. Los rivales le cogieron la matrícula y él no dudó oxigenando al equipo con diagonales de 30 metros que siempre encontraron destinatario. Un buen pase suyo originó la jugada más peligrosa de la primera parte después de que Näis sacara la chistera en banda.

Casi se estrena

Al igual que su compañero Aldasoro por la mañana ante el Alavés, Olasagasti a punto estuvo de marcar en su segundo partido con los mayores. Saltó entonado en la segunda parte y después de una jugada ‘Messiana’ de Gorosabel, que con caño incluido cedió el balón a Willian
José, a Olasagasti se le hizo de noche. El brasileño vio por el rabillo del ojo a un Olasagasti que apretó los dientes en el esfuerzo. La dejada del de Porto Calvo le dejó a un disparo del gol, pero justo cuando iba a armar su zurda Roncaglia le birló la cartera con experiencia.

Pese a la oportunidad fallida, Olasagasti no se amilanó ante el escenario. Continuó moviendo el cuero de un lado a otro e incluso tuvo fuerzas para realizar coberturas tras alguna incorporación esporádica de Aihen. Terminó fundido y con las medias por los tobillos, pero el donostiarra demostró ante un Primera que Zubieta sigue produciendo estrellas.


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