Una jueza investiga a Fèlix Millet por la desaparición de objetos de valor embargados

Fèlix Millet, durante el juicio por el 'caso Palau'.
Fèlix Millet, durante el juicio por el ‘caso Palau’.Joan Sánchez

El expresidente del Palau de la Música Fèlix Millet, que fue condenado por el saqueo millonario de la institución musical, afronta a sus 85 años, y mientras permanece en prisión, una nueva causa penal. Una jueza de Granollers (Barcelona) ha citado como investigado a Millet por la desaparición de varios de los objetos de valor de la mansión donde vive, en L’Ametlla del Vallès (Barcelona), según la documentación consultada por EL PAÍS. Esos bienes estaban embargados por orden judicial y deben servir para resarcir parte de los 23 millones del expolio.

El empuje de los actuales gestores del Palau de la Música por recuperar hasta el último céntimo que Millet y su mano derecha, Jordi Montull, desviaron a sus bolsillos ha permitido que la desaparición de esos bienes salga a la luz. Los abogados del Palau, Marc Molins y Laura Parés, lograron que la Audiencia de Barcelona —que juzgó el caso Palau y es la responsable de ejecutar la sentencia y recuperar las cantidades sustraídas— autorizara el año pasado la entrada de unos peritos a la casa de L’Ametlla para valorar las 44 obras de arte embargadas. La sorpresa llegó al descubrir que no estaban todas.

Un piano de cola de madera. Un cabezal de cama del siglo XVIII. Unos colmillos de marfil labrados. Una decena de figuras de animales, también de marfil. Tres figuras de piedra con motivos africanos. Esos son los objetos desaparecidos, según el acta que aparece firmada, entre otros, por Laila y Clara, las hijas de Millet. Forman parte de los 44 bienes muebles que, en 2012 —en plena instrucción del caso Palau—, el juez embargó tras ordenar el registro de la vivienda. El expresidente del Palau quedó entonces como depositario y se le advirtió de que debía conservar los objetos en el estado en que se encontraban y de “la prohibición de disponer de los mismos”.

La instrucción del caso Palau, que además del expolio demostró por primera vez la financiación ilegal de Convergència (CDC), fue lenta y farragosa. Millet y Montull no fueron juzgados hasta 2017, y tres años más tarde el Tribunal Supremo confirmó las penas de prisión. Fue entonces cuando se puso en marcha la maquinaria para recuperar los activos y el embargo fue elevado a definitivo. La ejecución de la sentencia tampoco está siendo fácil, sobre todo por las maniobras de algunos condenados, incluido Montull. Tal como avanzó este diario, el ex número dos del Palau dijo al tribunal que era un simple pensionista y ocultó que estaba percibiendo ingresos, también, por el alquiler de una vivienda embargada en la localidad costera de El Masnou (Barcelona).

Millet “ignora” dónde están

Los magistrados dieron unos días a Millet para aclarar el paradero de esos bienes. La defensa localizó dos de ellos: el cabezal de la cama —que estaba en casa de su esposa, Marta Vallès, fallecida en 2018— y el piano de cola. La defensa sostiene que Vallès lo entregó para que fuera restaurado, pero, tras morir, el piano no regresó a la casa familiar. El expresidente del Palau, un prohombre de la burguesía catalana que durante décadas gozó del reconocimiento público y luego cayó en desgracia, sostiene que “desconoce” dónde están las obras de arte y que “ignora” por qué no están en L’Ametlla.

No le sirvió ese argumento a Millet para evitar que, el pasado marzo, la Audiencia de Barcelona decidiera deducir testimonio y ordenar a un juzgado de Granollers la apertura de un procedimiento penal por malversación de fondos públicos, previsto para los depositarios de bienes embargados. Los magistrados también indicaron a la Oficina de Recuperación y Gestión de Activos (ORGA) que paralicen el trámite de peritación y subasta de los bienes “que se encuentran desaparecidos”, pero sigan con el resto: el objetivo es resarcir a los perjudicados por el expolio.

La titular del Juzgado de Instrucción número 4 de esa ciudad, María Luisa Pampín, citó a declarar a Millet, el pasado 28 de octubre, a través de una videoconferencia desde la cárcel barcelonesa de Brians 2. La vista se suspendió a petición de la Fiscalía y aún no hay nueva fecha. Millet permanece en prisión desde junio de 2020, después de que el Supremo confirmara la sentencia que le condenó a nueve años y ocho meses de cárcel, al pago de una multa de 4,1 millones y a devolver lo robado. El otrora poderoso Millet fue condenado por el expolio, pero también por ofrecerse de intermediario entre empresas adjudicatarias del Govern y Convergència Democràtica para vehicular —a través del Palau y a cambio de un porcentaje— el pago de comisiones por obra pública.

Millet llegó en ambulancia a Brians 2 y quedó ingresado en el módulo de enfermería. Antes, había pedido sin éxito suspender su ingreso. Pidió el indulto. Alegó motivos de salud que la Audiencia de Barcelona rechazó porque no padece una enfermedad grave o incurable. Montull —condenado a siete años y medio— también pidió la suspensión sin éxito y tuvo que ingresar. El pasado septiembre, sin embargo, logró que la Generalitat le concediera el tercer grado. Ese mismo mes, la justicia descubría sus maniobras para ocultar el cobro del alquiler. La Fiscalía ha presentado un escrito oponiéndose al régimen de semilibertad con el argumento de que “no ha cubierto significativamente el perjuicio causado”.


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