Una protesta virtual de científicos exige que se solucione la precariedad de la ciencia española


Una alianza europea de centros científicos de élite ha emitido hoy un duro comunicado para denunciar que la pandemia de covid-19 ha demostrado que “Europa no está suficientemente preparada para garantizar la seguridad de sus ciudadanos durante una crisis sanitaria de este calibre”. El grupo, con 14 centros de investigación biomédica de 14 países, asegura que el mundo es ahora “rehén” de medidas descoordinadas para ganar tiempo a la espera de que “un milagro científico” acabe con la crisis del coronavirus.

“Los milagros científicos no existen, lo que existe es la investigación científica, que requiere mucho tiempo para crear soluciones”, advierte la bióloga portuguesa Marta Agostinho, coordinadora de la alianza europea, llamada EU-LIFE. El grupo pide a las autoridades de la UE un aumento sin precedentes del presupuesto científico, hasta llegar a los 150.000 millones de euros en el periodo 2021-2027, un 50% más que la actual propuesta de la Comisión Europea.

“No estábamos preparados para una pandemia en Europa. De repente te das cuenta de que no hay suficientes camas de UCI, de que no hay suficientes respiradores, de que Europa no produce ningún material básico: ni mascarillas ni pruebas de PCR ni robots para hacer análisis a gran escala ni nada de nada”, lamenta el bioquímico Luis Serrano, director del Centro de Regulación Genómica (CRG) de Barcelona, la única organización española en la alianza. “Europa ha ido desindustrializándose y no tiene la capacidad de responder de una forma rápida”, alerta.

“Europa no está preparada para garantizar la seguridad de sus ciudadanos durante una crisis sanitaria de este calibre”, denuncia la alianza europea

Los 14 centros de vanguardia denuncian “la dependencia crítica” de industrias de otros países, como China y EE UU, y “la falta de coordinación” entre los países europeos para afrontar una crisis global. En la alianza EU-LIFE figuran organismos como el Instituto Curie, en París (Francia); el Instituto de Medicina Molecular de Finlandia, en Helsinki; y el Instituto Europeo de Oncología, en Milán (Italia).

La asociación pide además que cada país de la UE dedique al menos un 3% de su Producto Interior Bruto a la ciencia, como ya hace Alemania. El promedio europeo actual es un 2%, con algunos países muy descolgados, como España, con apenas el 1,24% según el último dato oficial, de 2018. “En Europa, y también en España, tenemos que decidir qué queremos ser de mayores: si queremos ser un país o un continente tipo Disneylandia, de servicios y de visitas de jubilados del resto del mundo, o si queremos ser competitivos, exportar y liderar. Esta apuesta pasa por la innovación y el desarrollo”, sentencia Serrano.

El director del CRG pide al Gobierno de Pedro Sánchez un aumento radical de los presupuestos para investigación. “Si no invertimos en ciencia ahora, seguiremos viviendo del turismo los próximos 20 años”, subraya. “Lo que se invierte en España es ridículo. El dinero del Plan Nacional, que es lo que alimenta la investigación de los grupos de nuestro país, se ha recortado a la mitad desde la época de José Luis Rodríguez Zapatero. Los grupos pequeños, jóvenes, se han hundido. La clase media de la ciencia ha desaparecido. Y se la han cargado con estos recortes que ha habido, no solo del PP, porque tampoco el PSOE ahora mismo se ha cubierto de gloria aumentando el dinero para ciencia”, remacha Serrano.

“Tenemos que decidir si queremos ser un continente tipo Disneylandia, de visitas de jubilados del resto del mundo, o si queremos ser competitivos, exportar y liderar”, opina el bioquímico Luis Serrano

La alianza EU-LIFE sugiere que al menos el 35% de esos hipotéticos 150.000 millones de euros se dedicase a la ciencia abierta, financiada habitualmente por el Consejo Europeo de Investigación: grandes proyectos impulsados simplemente por la curiosidad y sin aplicaciones inmediatas aparentes. El comunicado afirma que el 80% de los fármacos, como los utilizados contra el cáncer, surgieron a partir de investigaciones motivadas por el afán de conocimiento, sin objetivos prácticos. El estudio de los retrovirus, recuerda Marta Agostinho, se inició antes del descubrimiento del VIH y el conocimiento acumulado fue fundamental para enfrentarse a la pandemia de sida.

“Invertir en ciencia es infinitamente más barato que hacer frente a nuevas crisis sanitarias. Esta crisis de la covid-19 ha demostrado que necesitamos más Europa, no menos. Y más Europa significa tener un presupuesto europeo fuerte. Con la elaboración de los presupuestos para los próximos siete años [el denominado Horizonte Europa] estamos ante una oportunidad única en generaciones para cambiar algo”, opina la coordinadora de la alianza.

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