UNIE, la nueva universidad privada de Madrid, deja en la estacada a 115 estudiantes extranjeros

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La Universidad Internacional de la Empresa (UNIE), el centro privado al que la Comunidad de Madrid ha dado luz verde para que se constituya y empiece a funcionar el próximo curso, nacerá en septiembre con un escándalo a sus espaldas que afecta principalmente al alumnado internacional. Los afectados son al menos 115 estudiantes, en su mayoría latinoamericanos, que cursaban diferentes másters de la EAE Business School, el centro que se transformará en la universidad privada y que hasta este año estaba adscrito a la Universidad (pública) Rey Juan Carlos (URJC). Se han dado cuenta a mitad de curso de que no terminarán el año con el título oficial de la URJC, pese a que era lo que les habían ofertado y por lo que habían pagado una media de 11.000 euros anuales.

La situación se ha convertido en rocambolesca para los estudiantes, que se han enterado por fases de lo que pasaba. Ante sus primeras sospechas, primero les dijeron que no había ningún problema, que no se preocuparan. Más tarde les aseguraron que sus nombres no estaban en la base de datos de la URJC porque “estaría actualizándose”; después que existía “un error administrativo”. Y por último que, efectivamente, su título no tendrá el sello oficial y homologado en sus países, razón por la que la mayoría había viajado y optado por estudiar en Madrid en este centro. Habían pasado cinco meses desde que habían empezado el curso. “Me siento estafada”, dice una de las afectadas. “No pensaba que esto pudiera pasar en un país como España”.

Mariana (nombre ficticio) tiene 32 años y es chilena. Llegó a Madrid en octubre junto a su pareja, Marco (también ficticio), para estudiar un máster de recursos humanos, liderazgo, talento y coaching de la URJC, impartido por la EAE. Se habían enterado de su existencia gracias a una oficina de la EAE que está instalada en su país y donde les explicaron en qué consistía. Se trataba de un curso, terminarían en julio, costaba 11.000 euros y pertenecía sí o sí a la URJC, una de las universidades cuyos títulos están homologados en su país. Se lo pensaron, ahorraron y decidieron invertir un año en “un proyecto de vida”. Pero todo se empezó a nublar antes de diciembre. Entonces empezaron a escuchar a algunos compañeros que decían que el curso que estaban estudiando ya no pertenecía a la URJC. “Era solo un rumor, nada oficial”, cuentan. Por lo que decidieron ir a la fuente original. Preguntaron directamente a la Universidad, que buscó sus nombres en su base de datos. Nada. Ni rastro de ellos.

Siguiente paso: preguntar a la EAE. “No os preocupéis, estarán actualizando la base de datos”, les dijeron. Pero ya no se fiaban. Algo olía mal y las explicaciones no les convencían. Tras varios intentos y ausencias de noticias, algunos de los alumnos, la mayoría latinoamericanos, recibieron un correo de la EAE. De la actualización de la base de datos pasaron al “error administrativo”. ¿Qué significaba eso? El tiempo pasaba y, con él, las vacaciones navideñas, y nadie les informaba de nada. Hasta que llegó la bomba: debían olvidarse del sello de la URJC, pese a que ya habían pagado el curso, el vuelo o el piso de alquiler (por un año, puesto que no encontraron a nadie que se fiara de que fueran a abonar la mensualidad).

¿Cómo puede ser eso? Faltan explicaciones y sobran presiones. A los afectados no les han contado qué ha pasado, pero este periódico ha confirmado que se trata de un caso de overbooking, según una fuente conocedora del proceso interno. Es decir, la EAE ha matriculado a más alumnos de los que podía y, además, la inscripción con la URJC la hizo, en algunos casos, fuera de plazo. La consecuencia de eso es que algunos alumnos sí obtendrán el título oficial y otros no, pese a que todos, o casi todos, cerraron la matrícula en febrero del año pasado, es decir, en tiempo y forma.

Ante el aluvión de quejas de un alumnado que se ha organizado en un grupo de Whastapp de 115 miembros, la EAE mandó un correo estándar a los afectados, al que ha tenido acceso EL PAÍS, en el que solo explican que ha habido una “incidencia administrativa inesperada en el proceso de matriculación” y en el que les daban tres soluciones. La primera consiste en abonarles el 30% de lo abonado con la matrícula si continuaban con el curso y aceptaban que la UNIE, que todavía no está constituida, les expidiera un título oficial a partir del próximo año, cuando ya lo esté. La segunda plantea la devolución del 50% de la matrícula abonada si continuaban con su curso como si nada, pese a no tener un sello oficial en estos momentos, con la posibilidad de tener un 60% de descuento en la matrícula del próximo curso en la UNIE. La tercera conlleva el reintegro íntegro de la matrícula que ya habían pagado, con lo que se pondría fin así a su relación académica.

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“¿Cómo que la matrícula?”, preguntaron. “Si ya hemos abonado el curso completo…”, protestaron. Entonces les llegó una última oferta. Les devolverían el dinero que habían abonado, pero añadían una última condición: una vez aceptaran cualquiera de las opciones, “renunciarán a pedir o reclamar” cualquier otra cosa. Y con fecha límite para decidir en el último día de febrero. Una semana para pensar, aceptar y callar.

Un portavoz de la URJC asegura que la universidad mantiene su acuerdo con la EAE hasta que ésta empiece a funcionar como universidad privada, es decir, el curso que viene, “por lo que todos los alumnos matriculados este curso en tiempo y forma tendrán su título”. En la página web del centro aparece que se encuentran “en proceso de desadscripción”. La EAE se ha limitado a explicar por escrito a este periódico que este curso la escuela permanece adscrita a la URJC, y que dejará de estarlo el curso que viene. “Cualquier incidencia que se haya podido producir debido al período de transición se está gestionando individualmente con cada alumno”, ha zanjado.

Mientras, la desesperación de los alumnos extranjeros se extiende. “Supongo que optaré por la opción tres, que me devuelvan el dinero. Es el mal menor”, dice uno. “No me puedo arriesgar a seguir estudiando el curso como si nada y que me devuelvan solo el 30% porque nadie me asegura que ese título esté homologado dentro de un año en mi país. Ahora mismo no lo está porque esa universidad ni existe y mi país no lo reconoce”, explica otro. Algunos, a regañadientes, continuarán con sus clases. Pero, hagan lo que hagan, ninguna de las opciones compensará el daño que les han hecho. Muchos habían ahorrado unos 20.000 euros para estudiar en España y volverán ahora a sus países con la mitad de ese dinero, sin el título y con un año perdido. “Que me manden al menos una carta de disculpas. Al menos que tengan un poco de decencia”, demanda un afectado. “Pero no han querido ni reunirse con nosotros”.

Cinco universidades privadas en tres años

En los tres años que el Gobierno de Isabel Díaz Ayuso está al frente de la Administración madrileña, cinco universidades privadas han echado a andar. El 7 marzo de 2019 la Asamblea de Madrid aprobó de golpe la creación de tres: ESIC Universidad y Universidad Internacional Villanueva, vinculadas a organizaciones religiosas, y CUNEF Universidad (gestionado por la Fundación de la Asociación Española de Banca).

La Universidad Internacional de la Empresa (UNIE) fue la cuarta. En noviembre de 2020 el Gobierno de Ayuso puso una alfombra roja para la creación de la que sería la duodécima universidad privada. Entonces se aprobó con el voto a favor de PP, Cs y Vox sin sorpresas. La Comunidad anunciaba así que contaría con 12 universidades privadas (casi la mitad de toda España), el doble que de públicas en la región madrileña. También había cinco universidades extranjeras y más de 20 centros privados adscritos. Y lo anunció con orgullo, ya que aseguraba que trabajaba para que la región se convirtiera “en un nodo global de educación universitaria, capaz de atraer y mantener talento”. 

La promotora de esa nueva universidad privada es la entidad Ontreo Plus, S.L.U., perteneciente al Grupo Planeta de Agostini que, con esta iniciativa, pretende establecerse en la Comunidad de Madrid e impartir enseñanzas de carácter presencial. Esta nueva propuesta supone, en la práctica, la transformación en universidad privada del Centro de Educación Superior EAE Madrid, adscrito hasta el momento a la Universidad Rey Juan Carlos (URJC).

Aquel fue el primer paso, el de la aprobación, y el pasado 23 de febrero la Comunidad de Madrid anunció en su página web que el Consejo de Gobierno había dado ya luz verde al decreto para la apertura y las normas de organización y funcionamiento de la Universidad Internacional de la Empresa. “En el plazo de cinco años, este nuevo centro educativo dispondrá de, al menos, diez títulos oficiales de Grado, seis de Máster y dos programas de Doctorado, en tres ramas de conocimiento, de los que se beneficiarán más de 3.700 alumnos”, anuncian.

Poco antes de eso, el PP sacó adelante el 17 de febrero en la Asamblea de Madrid, con el apoyo de Vox, el decimotercer campus privado de la región, la Universidad de Diseño, Innovación y Tecnología (UDIT), con un primer informe en contra de sus propios servicios jurídicos. Se trata de un proyecto polémico que despierta tantas dudas que la propia Abogacía General de la comunidad ha redactado dos informes contradictorios al respecto en un lapso de dos meses. 

 

 

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