Villarreal y Atlético firman un empate que no le sirve a ninguno

Es curioso, porque desde el punto de vista de la sensaciones, ambos equipos deberían haber salido contentos por lo realizado sobre el césped, porque el tono general de ambos fue bueno, mejor que en los últimos tiempos. Sin embargo, desde el punto de vista del resultado, seguro que ni Calleja ni Simeone se marcharon felices. Un punto que no palia las dudas que ambos tienen respecto en relación a sus objetivos. En el caso del Atlético, una constatación de que le está costando un mundo marcar. Dos goles en los últimos cuatro partidos. La única buena noticia que tras siete partidos encajando, al menos se volvió a dejar la portería a cero.

Villarreal y Atlético salieron con mucha intensidad, intentando golpear primero y sorprendese. No habían transcurrido ni cinco minutos cuando Chukwueze disparó y el balón, tras golpear en la zaga rojiblanca, se marchó fuera.

El equipo rojiblanco, este viernes de negro, respondía. Una subida por la derecha, centro de Arias al corazón del área y Joao Félix no acertaba a darle al balón, que pasaba por debajo de las piernas. Acto seguido, ataque por la izquierda, balón colgado por Lodi, que acaba con un disparo del luso que se iba alto.

Los primeros compases eran un intercambio de ocasiones. Primero lo intentaba Chukwueze con un disparo que se iba alto por poco. Y sobre todo, la más clara, a los diez minutos para los locales, un centro desde la izquierda de Trigueros, que Gerard cabeceaba y el balón salía tocando el lateral de la red.

Le tocaba al Atlético. Joao Félix hacía una de sus clásicas traslaciones de balón, se plantaba en la frontal y la pegaba seca abajo. El balón se estrellaba en el palo. Era el preludio de una jugada extraña que parecía que podía acabar en penalti cuando Arias golpeaba a Moi Gómez en el área, pero que acababa con falta en ataque ante la protesta local.

El luso del Atlético estaba siendo el gran protagonista en la primera parte. A los 23 minutos, Saúl encontraba con un pase impresionante, a la carrera de Joao Félix que se plantaba delante de Asenjo e intentaba levantar el balón. El golpeo era bueno, una especie de vaselina, pero muy fuerte. Y el balón se iba alto.

No había tregua por ninguno de los dos lados. El Villarreal rozaba el gol a los 33 minutos con un tirazo de Trigueros, oblicuo a la portería, tras colocarse el balón en una especie de volea, al que Oblak tenía que responder con una estirada marca de la casa porque el balón se colaba. El equipo local no estaba teniendo problemas para generar ocasiones. Acto seguido, Pau Torres remataba un saque de esquina, el balón se iba alto.

La primera parte se cerraba con una acción en la que Morata pudo ver la segunda amarilla y otra jugada parecida a la que ya les habíamos contado, con una patada de Hermoso a Moi Gómez en el área a la salida de un córner que quedó en falta en ataque. Por cierto que el Villarreal había estado a punto de marcar si Oblak no sale de puños para quitarle el balón de la cabeza a un jugador del equipo amarillo.

A los puntos, de haber sido un combate, el equipo castellonense se habría ido al vestuario con ventaja en el libreto de los jueces, porque el Atlético fue de más a menos y acabó aculado en su portería. Al equipo de Simeone le costaba cortocircuitar las vías de abastecimiento del Submarino. Extrañamente llegaba tarde a la presión…

SEGUNDA PARTE

Nada que ver con el arranque del segundo acto. El equipo de Simeone entendió que tenía que tenía que dar un paso adelante porque si no, iba a correr demasiado riesgo. Y la primera ocasión fue colchonera. Una segunda jugada en la que Saúl enganchaba una volea desde el borde el área, que botaba y a la que Asenjo tenía que responder con un despeje medio de puños.

Tras el aturdimiento inicial, el Villarreal respondía con una gran ocasión y equilibrado la energía. Chukwueze se presentaba en el área con una gran cabalgada y disparaba alto. Un aviso que marcaba un tramo en el que ya no le era tan sencillo al Atlético. Simeone lo vio y metió a Vitolo al campo, retiró a Thomas, y colocó a Saúl en el pivote junto a Héctor
Herrera.

El cambio de piezas volvía a colocar al Atlético por delante en cuanto a las sensaciones y ocasiones. Joao
Félix, con dos disparos, uno especialmente peligroso, rondaba el gol.

El equipo rojiblanco volvía a tener problemas en el balón parado, especialmente en los saques de esquina. Como le sucedió en Leverkusen, como en Turín. Iborra estaba a punto de cazar un balón suelto en uno de esos córners, pero la defensa colchonera respondía con velocidad y se le echaba encima.

El siguiente en intentarlo era Gerard, con un disparo cruzado desde fuera del área, que se marchaba cerca del poste. De nuevo, la situación se había equilibrado. El Atlético respondía con una gran acción de conjunto que terminaba con un pase de Joao Félix en el área, a Koke, que remataba con el exterior del pie, en escorzo, y su disparo se iba alto.

El luso tenía una presencia continua en el ataque colchonero, ya fuese rematando él mismo las acciones o con pases como el que dio en el 78, exquisito, medido, con el interior del pie desde el lateral del área, como si de un interior clásico se tratase, para que Lodi apareciese en el segundo palo, con todo a su favor, y marrase una ocasión clarísima con una volea que no era buena.

De ahí al final se notó el esfuerzo físico de la batalla, sin grandes acciones de peligro. Ninguno quería perder lo que no había logrado ganar.

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