Zidane recupera crédito

Las finales son para Zinedine Zidane. Todos en el Real Madrid proclamaron al unísono en la previa que el partido contra el Inter en San Siro era una ‘final’ en busca de una plaza en los octavos y el equipo blanco solo tardó siete minutos en demostrarlo. El Madrid salió en plan mandón, se adelantó en el marcador e, impulsado por la estupidez de Arturo Vidal, se llevó tres puntos de Italia y la sensación de poner un pie en la siguiente instancia de la competición tras estar grogui en la lona.

El entrenador francés salió de San Siro como una de las figuras más reforzadas de la expedición blanca. A pesar de tener por fin disponible a uno de sus grandes baluartes (Casemiro), Zidane sorprendió en su alineación repitiendo el mismo once que tropezó días antes en Vila-Real. Esta vez su apuesta tuvo premio: el Madrid golpeó primero y Conte no supo descifrar en el arranque la manera de hincarle el diente al equipo blanco.

El trío de centrocampistas formado por Kroos, Modric y Odegaard dominó absolutamente la escena para imponer su ley ante el equipo de Conte. El noruego pudo destrozar al Inter por la espalda de Vidal pero volvió a pecar de timidez, mientras que el croata y el alemán, que lo bordó haciendo de medio centro puro, volvieron a recordar a los centrocampistas que dominaron el continente entre 2016 y 2018. Su sociedad en la medular no encontró antídoto en su rival.

A la media hora de choque, cuando Antonio Conte pareció haber dado con la tecla para contrarrestar la superioridad blanca, una insensatez de Vidal dejó a su equipo sin capacidad de reacción y a merced del Madrid más serio en lo que va de temporada. Zidane salió satisfecho de San Siro y recalcó varias veces en la sala de prensa la solidez y la concentración mostradas por sus jugadores “desde el principio hasta el final”.

El francés reivindica siempre que puede que para él lo más importante es tener a toda la plantilla enchufada y sus jugadores le dieron la razón en San Siro. Nacho secó por completo a Lukaku y anuló a Lautaro, Lucas Vázquez cuajó su mejor actuación de las últimas temporadas y Mariano demostró de nuevo con su intensidad y su presencia que es un recurso mucho más aprovechable que Jovic cuando se ausenta Benzema. Además Odegaard progresa en su adaptación y Vinicius y Rodrygo revitalizaron al equipo cuando la energía empezaba a faltar.

Acostumbrado a los vaivenes de una profesión de alto riesgo como es la de ser entrenador del Madrid y a no darse importancia, lo cierto es que el francés volvió a dar un golpe en la mesa cuando las críticas en su contra arreciaban por la debacle en Mestalla y el traspié en Vila-Real. Cuando se trata de jugar ‘finales’, Zidane no tiene rival.


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