EL PAÍS

Biden recupera la solución de los dos Estados en su primera reunión con Netanyahu

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El presidente estadounidense, Joe Biden, y el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, han mantenido este miércoles en un hotel de Nueva York su primer encuentro desde que el segundo asumiera de nuevo el poder. La reunión bilateral ha generado expectativas, no solo por ser el primer cara a cara de ambos como mandatarios. También por la posibilidad de un acuerdo de normalización diplomática entre Israel y Arabia Saudí auspiciado por Washington y por la superación de escollos que lastraban la relación bilateral, como la controvertida reforma judicial en curso en Israel o la ampliación de las colonias judías en la Cisjordania ocupada. “Vamos a discutir asuntos difíciles relacionados con los valores democráticos”, ha dicho Biden en una poco velada alusión a la reforma del poder judicial.

Dirigiéndose al primer ministro israelí, el demócrata ha señalado que esperaba poder alcanzar algún acuerdo a lo largo del día. “Abordaremos la solución de los dos Estados con los palestinos”, ha afirmado también Biden sobre un plan arrumbado durante años, especialmente tras los denominados Acuerdos de Abraham de la Administración de Donald Trump. Netanyahu, por su parte, ha mostrado su confianza en la posibilidad de firmar la paz diplomáticamente hablando con Riad, un eventual acuerdo que no dudó en calificar de “histórico” y que, dijo, facilitará la paz con los palestinos. “Creo que una paz así nos ayudaría mucho a avanzar hacia el fin del conflicto árabe-israelí, lograr la reconciliación entre el mundo islámico y el Estado judío y avanzar hacia una paz auténtica entre Israel y los palestinos”, añadió Netanyahu. La idea, según Biden, hace sólo una década habría resultado impensable.

Biden no ha cursado aún una invitación formal a Netanyahu para visitar la Casa Blanca por sus abiertas críticas a la reforma judicial que supedita el poder de los jueces, contra la que el demócrata se ha manifestado sin ambages. La ampliación de los asentamientos judíos en la Cisjordania ocupada también preocupa a Washington. Por eso, en lugar de reunirse en la Casa Blanca —el lugar que Netanyahu, y cualquier otro líder mundial, preferiría—, su encuentro ha tenido lugar en un hotel de Manhattan, en los márgenes de la 78ª Asamblea General de la ONU. No obstante, para caldear el esperado encuentro, el mandatario demócrata dejó caer que espera poder encontrarse con Netanyahu “en Washington antes de que acabe el año”.

Según fuentes de la Administración estadounidense, ambos mandatarios abordaron en sus conversaciones el desarrollo de la reforma judicial, que ha sacado a la calle a decenas de miles de israelíes en los últimos meses. Biden ha mencionado, de hecho, que hablaría con Netanyahu de “los valores democráticos que están en el centro de nuestra relación, incluido el equilibrio de poderes en nuestros sistemas”, en clara alusión al objetivo de la reforma: quitar poderes al Tribunal Supremo en beneficio del Ejecutivo. Netanyahu le ha respondido reafirmando “el compromiso de Israel con la democracia”. “Seguiremos defendiendo los valores que mantienen nuestras dos orgullosas democracias”, ha agregado. Biden reiteró a su interlocutor una idea que supone prácticamente un acto de fe para todas las Administraciones estadounidenses, demócratas y republicanas: “Me ha oído decir muchas veces que si Israel no existiera, deberíamos inventarlo”, dijo sonriendo. “Aunque tengamos algunas diferencias, mi compromiso con Israel es férreo. Creo que sin Israel no hay ningún judío en el mundo que esté seguro. Israel es esencial”.

El mandatario demócrata también reiteró los esfuerzos de su Administración por un nuevo statu quo tras el giro copernicano de la geopolítica de Oriente Próximo por el acuerdo de normalización de relaciones entre Arabia Saudí e Irán, auspiciado por China. El impulso de Washington a un acercamiento de Arabia Saudí e Israel es un claro contrapeso al creciente protagonismo de China en la región. Sobre la larga sombra de Irán en Oriente Próximo, del Líbano a Yemen o Irak, Biden aseguró que Occidente nunca permitirá dotarse de armamento nuclear a Teherán.

Netanyahu no consiguió ser recibido en la Casa Blanca durante los primeros meses del mandato de Biden, un gesto habitual de las Administraciones estadounidenses hacia Israel. Después fue desalojado del poder, pero tras ser investido de nuevo primer ministro, en diciembre pasado, tampoco se le abrieron las puertas. En su lugar, Biden recibió en la Casa Blanca al presidente israelí, Isaac Herzog, en julio para conmemorar el 75º aniversario de la fundación de Israel. Fue un desaire diplomático hacia Netanyahu, según los observadores.

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Estados Unidos, Israel y Arabia Saudí llevan tiempo discutiendo un posible acuerdo de normalización de relaciones diplomáticas entre los dos últimos. Mientras, Washington y Riad, cuyas relaciones se vieron sacudidas por el asesinato del periodista crítico Jamal Khashoggi, acordarían un pacto de defensa.

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