Tras décadas de inacción legislativa sobre el control de armas, el Senado de Estados Unidos se ha mostrado inusualmente ágil al aprobar en solo 48 horas un texto acordado por representantes de ambos partidos y difundido el pasado martes. Los demócratas cuentan con 50 de los 100 escaños de la Cámara Alta, y necesitaban el apoyo de 10 republicanos para sortear el obstáculo parlamentario del filibusterismo, que hace que sean imprescindibles 60 votos para asuntos de tanto calado como este: acotar un derecho sacrosanto en Estados Unidos, que garantiza la Segunda Enmienda. Al final, ha habido senadores de sobra: 65 han votado este jueves por la noche a favor de una ley que impone restricciones al acceso a las armas y rompe con casi 30 años de parálisis. 33 conservadores se han pronunciado en contra (y dos estaban ausentes).
La norma, que queda lejos de las aspiraciones del presidente Joe Biden al respecto, ciertamente más ambiciosas, llega el mismo día en el que el Tribunal Supremo ha hecho pública una sentencia en la que consagra (con el apoyo de seis jueces y la oposición de los tres restantes) el derecho a portar armas en público, como respuesta a la reclamación de dos particulares. Exigían revisar una ley que obligaba a demostrar a quienes tienen licencia de armas una causa justificada para portar una por la calle. Las consecuencias de ese fallo trascienden las fronteras del Estado en el que se originó la denuncia.
Una armería de Atlanta (Georgia) con rifles a la venta, en una imagen de este jueves.
ERIK S. LESSER (EFE)
El Senado ha actuado impelido por la última oleada de tiroteos masivos, cuyas manifestaciones más trágicas se han registrado en Búfalo (Nueva York), donde un joven de 18 años mató a 10 afroamericanos con un fusil de asalto movido por teorías propias del supremacismo blanco, y en Uvalde (Texas), escenario de una matanza que acabó con la vida de 19 niños de un colegio de primaria y de dos de sus profesoras a manos de un muchacho de esa misma edad, y armado con la misma clase de fusil. Está claro que el Supremo, el más conservador en 80 años, maneja otra clase de prioridades, y que estas no se dejan influir por la conmoción social que esas tragedias han provocado en el país.
El Capitolio quita de esta manera la razón a los que se apresuraron a presumir que esta vez tampoco cambiaría nada, como ya había sucedido tras las matanzas de Sandy Hook (en Newtown, Connecticut, en 2012) o Parkland (Florida, 2018), por poner solo dos ejemplos de la infame historia reciente de la violencia armada en Estados Unidos.
El proyecto de ley aprobado en el Senado refuerza la verificación de antecedentes cuando los compradores de armas sean menores de 21 años (y mayores de 18), y exige un examen exhaustivo de los registros juveniles, incluidos los de salud mental, a partir de los 16 años, para dar con indicios que desaconsejen la venta. También prevé incentivos para que los Estados aprueben leyes de “bandera roja” que permitan confiscar temporalmente armas a personas que un juez considere peligrosas. Asimismo, aumenta la inversión federal en prevención, y amplía la protección a las víctimas de violencia de género al acabar con lo que se conocía como la “laguna legal del novio”. Hasta ahora, solo se impedía poseer armas a los agresores machistas que estuvieran casados con sus víctimas.
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“Esta noche, el Senado de los Estados Unidos está haciendo algo que muchos creían que era imposible incluso hace unas semanas: sacar adelante la primera iniciativa significativa sobre la seguridad de las armas en casi 30 años”, ha dicho el líder de la mayoría demócrata en el Senado, Chuck Schumer, tras conocerse el resultado favorable de la votación. Ahora queda que la iniciativa la apruebe la Cámara de Representantes, lo que se da por hecho, como se da por hecho que Biden firmará el texto. Se espera que la votación en la Cámara Baja se produzca tan pronto como este viernes por la mañana.
Uno de los firmantes más significativos por el lado republicano es Mitch McConnell, líder de la minoría de ese partido en el Senado. Hay que tener en cuenta que la mayoría de los 15 conservadores que se han sumado lo han hecho porque este año no se presentan a elecciones en las que sus votantes podrían castigarlos. El tema de las armas sigue siendo una línea roja para la base electoral de muchos de esos legisladores.
Pocos días después de las matanzas de Búfalo y de Uvalde, el presidente Biden se dirigió a la nación en un discurso con dramática puesta en escena en el que pidió al Senado que hiciera “algo”, antes de lanzar su lista de deseos: aumentar la edad mínima para comprar armas de 18 a 21 años, prohibir los rifles de asalto y poner coto a los cartuchos de gran capacidad.
Al conocer el acuerdo del Senado, que se queda lejos de sus aspiraciones, Biden ha declarado: “Esta noche, después de 28 años de inacción, miembros de ambos partidos se han unido para atender el llamamiento de las familias de todo el país y han aprobado una legislación para hacer frente a la violencia armada en nuestras comunidades. Las familias de Uvalde y Búfalo, y de demasiados tiroteos trágicos anteriores, han exigido que se actúe. Y hemos actuado”.
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