Haaland se jala al Sevilla y mantiene el pulso con Mbappé

Un monstruo vino a verme al Sánchez-Pizjuá
n. Eso es lo que debió sentir el Sevilla cuando Haaland irrumpió en el partido para reventar la eliminatoria con dos zarpazos en la primera parte. El noruego fue un vendaval incontenible para el Sevilla y su doblete deja a los de Lopetegui al borde la eliminación en la Champions, una competición que no sabe descifrar como la Europa League entre otras cosas porque allí no se cruza futbolistas tan devastadores como el nueve nórdico.

Haaland es un futbolista que parece diseñado en un laboratorio y destinado a colonizar Europa con su repertorio a campo abierto y su fiereza el área. Lo sufrieron en sus carnes Koundé y Diego Carlos, una de las parejas de centrales más en forma de Europa. Cuando en la segunda parte le echaron el lazo, ya era tarde. La herida ya estaba hecha pero Lopetegui supo cortar la hemorragia con los cambios y mantener con un hilo de vida a su equipo para la vuelta.

La exhibición del noruego en el primer tiempo sirve para dejar al Dortmund a las puertas de los cuartos de final y reabre el debate sobre qué delantero condicionará más el futuro del fútbol continental, si él o Kylian Mbappé. A la maravillosa actuación del francés en el Camp Nou respondió el noruego con un despliegue de potencia y pegada que dejó al Sevilla noqueado y sin respuesta, víctima de la voracidad de un atacante al que no se le adivina techo. En esta edición suma ya ocho dianas y se asoma a la siguiente ronda de la Champions como una de las grandes amenazas a evitar.

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La conexión del noruego con Jadon Sancho y Reus hizo estragos cuándo y cómo quiso el Dortmund. Los dos peloteros del equipo alemán fueron en enlace que necesitó Haaland para jalarse al Sevilla. Koundé y Diego Carlos, que llegaban a la cita como el gran aval de la solidez del Sevilla de Lopetegui, sucumbieron al repertorio del nórdico, que solo tiene ojos para la portería rival. Todo lo demás es accesorio para él, hasta el juego, del que puede desconectarse hasta que huele el peligro. No tiene la finura ni es tan vistoso como Mbappé, pero eso a Haaland le da lo mismo. Si algo cabe reprocharle al nórdico fue su conformismo en la segunda parte, circunstancia que dio alas a un Sevilla tocado pero no hundido.

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