La bajada de la gasolina da una tregua a la inflación en julio en Estados Unidos

La bajada de la gasolina da una tregua a la inflación en julio en Estados Unidos

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El coche es consustancial al estilo de vida estadounidense. Salvo en las grandes ciudades, no se concibe vivir sin él. Llenar el depósito se había convertido en una pesadilla para los conductores, acostumbrados a precios mucho más bajos que los europeos. La gasolina ha sido el principal motor de la inflación en el último año y su descenso del 7,7% de julio ha permitido una tregua. Tras el 9,1% de junio, el máximo en cuatro décadas, la inflación ha cedido hasta el 8,5% en julio, el primer mes en mucho tiempo en que los precios no han subido, según la Oficina de Estadísticas Laborales.

La inflación sigue muy por encima del 2% que tiene fijado como objetivo la Reserva Federal. En su última reunión de política monetaria, el banco central dijo que examinaría con lupa cada dato nuevo antes de su próxima cita, el 20 y 21 de septiembre. En las dos anteriores ha subido los tipos de interés 0,75 puntos y en septiembre se espera otro ascenso que dependerá de cómo evolucionen los precios y la economía. El dato de julio ha sido algo inferior incluso a lo que esperaban los economistas y las Bolsas han reaccionado al alza.

Aunque el surtidor empieza a dar un respiro gracias a la evolución de los precios del crudo, es impredecible cuánto durará. Mientras, el carrito de la compra sigue dando disgustos a los estadounidenses, con subidas de los alimentos no vistas en décadas. Los alimentos para comer en casa suben a un ritmo del 13,1%. La inflación, que tanto el Gobierno de Biden como el presidente de la Reserva Federal, Jerome Powell, esperaban que fuera transitoria, se ha ido enquistando y trasladando parcialmente a subidas de salarios. El índice que no incluye alimentos y energía, la inflación subyacente, se mantiene en el 5,9% interanual.

Un descenso de 0,6 puntos en la inflación interanual y el previsible enfriamiento de la economía permiten albergar la esperanza de que el 9,1% haya sido el pico más alto de inflación. Los precios de la gasolina siguen bajando en agosto y el banco central está decidido a actuar con dureza para contenerla, aunque sea al precio de provocar una recesión en toda regla.

El producto interior bruto, según las estimaciones provisionales publicadas hace dos semanas, ha descendido dos trimestres consecutivos, el mercado de trabajo sigue fuerte y la tasa de paro ha igualado el mínimo prepandemia, que es también el nivel más bajo del último medio siglo: el 3,5%. En Estados Unidos, la calificación semioficial de los ciclos económicos la realiza un organismo técnico privado que usa diversos indicadores. El problema es que se toma mucho tiempo en realizar su trabajo y con frecuencia no certifica una entrada en recesión hasta que ya se ha salido de ella.

Tras la fuerte e inesperada creación de empleo de julio, Estados Unidos tiene un récord de puestos de trabajo. Los economistas, sin embargo, prevén un enfriamiento del mercado laboral como consecuencia de la subida de los tipos de interés.

Joe Biden es consciente de que cuanto más suben los precios, más cae su popularidad. La cesta de la compra era el tema estrella ante las elecciones legislativas de mitad de mandato, que se celebran el 8 de noviembre, aunque ahora se ha visto eclipsado por los problemas legales de Donald Trump con el registro de su mansión en Mar-a-Lago.

Antes de las elecciones del 8 de noviembre aún se deben publicar otros dos datos de inflación, el de agosto y el de septiembre. Biden ha bautizado su proyecto estrella como ley de Reducción de la Inflación, aunque no tendrá apenas efecto alguno sobre el nivel de precios a corto plazo. Está previsto que la Cámara de Representantes apruebe la ley este viernes tras la maratoniana sesión del domingo en que logró luz verde en el Senado.


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