La familia de José María Íñigo defiende ante el juez que el presentador murió por inhalar amianto en TVE

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En sus últimos años, el mítico presentador José María Íñigo intentó probar que el cáncer de pulmón que padecía, y que terminaría por llevarle a la tumba en 2018, se originó en su trabajo; concretamente en la fibra aislante de amianto azul que recubría las paredes de los estudios de TVE en Prado del Rey en los que él trabajó durante décadas. No lo logró. Ayer fue la familia del conductor de Estudio Abierto, Esta noche fiesta o Directísimo quien, tras demandar a TVE, se acercó al final de la causa con una vista en el juzgado número 2 de lo Social de Madrid. Durante tres horas, se entrevistó como testigos a trabajadores de RTVE y se reincidió que el tipo de tumor que desarrolló Iñigo era un mesioteloma pleural, bastante raro y que prácticamente solo crece por contacto con amianto.

La familia no pide a RTVE una compensación económica, sino que se pueda considerar el cáncer del periodista vasco una enfermedad profesional. “La pensión de viudedad es distinta. Por tanto no se hace por una cuestión económica, sino de derechos”, explica la abogada demandante, Andrea Peiró. Los dos testigos que pasaron por el juzgado ayer por la mañana -un decorador y un electricista- tienen una enfermedad similar, declarada profesional. El diagnóstico de Íñigo llegó a finales de 2015, cuando tuvo que ingresar en el hospital por un derrame pleural. No se retiró de la televisión hasta poco antes de su muerte: en 2017 presentó su último Eurovisión y en mayo de 2018, falleció.

Si bien el suyo es el nombre más famoso en denunciar los estragos del amianto en Prado del Rey, no es el único. La casa lleva décadas luchando por limpiar su sede del material: primero se intentó aislar, en los años ochenta (antes estaba expuesto a simple vista), luego se pasó a medidas más drásticas, como demoler, ya en la década pasada, siete edificios del complejo, entre ellos la sede administrativa de TVE (de los años sesenta), el bloque que alberga los estudios 1, 2 y 3 y la corona técnica (casi 10.000 metros cuadrados en total). Tampoco se pudo salvar el inmueble dedicado a la construcción de decorados (1.200 metros), el de moviolas (1.000), y los almacenes de atrezo o de grúas.

Por otro lado, la conocida como Casa de la Radio, sede de RNE de 8.900 metros cuadrados, se creía más segura por ser posterior al núcleo duro del desarrollismo español (edad de oro del uso del amianto en este país). En 2019, sin embargo, un informe solicitado a una consultora de seguridad reveló que el material seguía presente en paredes, techos, aislamientos y conductos de climatización.


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