La inflación continúa perdiendo algo de fuerza en Estados Unidos, pero lo hace más despacio. En enero, la tasa interanual cayó por séptimo mes consecutivo, hasta el 6,4%, según los datos publicados este martes por la Oficina de Estadísticas Laborales. Es el nivel más bajo desde octubre de 2021, cuando se situó en el 6,2%. Sin embargo, es solo una décima inferior al 6,5% con que se cerró 2022, lo que muestra la resistencia de los precios a moderar sus ascensos.
La inflación subyacente, que excluye la comida y la energía, también cedió una décima, hasta el 5,6%. Ambas tasas, la general y la subyacente, están ya muy cerca y muestran que no será fácil volver hasta el objetivo del 2% en que la Reserva Federal sitúa la estabilidad de precios. Jerome Powell, el presidente del banco central, está decidido a seguir subiendo los tipos de interés hasta que la demanda dé señales de enfriamiento suficientes como para restar presión a los precios.
El dato de este martes ha sido algo superior al que esperaban los analistas, que confiaban en que la tasa interanual se redujese hasta el 6,2%. La primera mitad de 2022 vivió las subidas de precios más rápidas de las últimas cuatro décadas y cabe esperar que en los próximos meses la inflación interanual siga cediendo por ese efecto base, al descontar los peores meses y eso da esperanzas a los inversores.
En enero, la inflación mensual fue del 0,5%. El índice de vivienda fue, con mucho, el que más contribuyó a ello, pues representó casi la mitad del aumento mensual de todos los artículos, a lo que también contribuyeron los índices de alimentos, gasolina y gas natural. El índice de alimentos aumentó un 0,5% durante el mes, mientras que el índice de alimentos en el hogar subió un 0,4%. El índice de la energía aumentó un 2% durante el mes, ya que todos los principales componentes del índice de la energía subieron durante el mes. Las bajadas de los precios de la gasolina y el gas de los meses previos se han revertido en enero.
En tasa anual, los alimentos de la cesta de la compra aún suben un 11,3% y la energía un 8,7%, sobre todo por el encarecimiento de la electricidad (11,9%) y del gas (26,7%).
Powell lleva desde hace un año intentando lograr el difícil aterrizaje suave de la economía estadounidense, es decir, controlar la inflación sin llegar a provocar una recesión. Tras la última reunión de la Reserva Federal, reconoció que el proceso de desinflación está en marcha, pero matizando que no se ha extendido a todos los sectores. El presidente de la Reserva Federal ha advertido repetidamente de que no bajará la guardia hasta que los precios estén claramente bajo control. El mercado laboral sigue muy constreñido, con la tasa de paro en el 3,4%, la más baja en más de medio siglo y eso sigue siendo una amenaza para que la inflación se enquiste.
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