Un Madrid con pies de barro


El Real Madrid regresó a su crisis tras tapar sus miserias en el Clásico y cedió el liderato al Barcelona por segunda vez en las últimas tres jornadas con una derrota merecida ante un Betis incansable. Un error infantil de Benzema en el tramo final condenó al equipo blanco en el Villamarín y castigó la falta de plan de Zinedine Zidane, siempre a merced de Rubi y de sus peloteros. Entre Fekir y Canales se merendaron a un Casemiro exhausto y por ahí se le fue el partido y el liderato al Madrid.



El equipo blanco dejó escapar los tres puntos por segunda salida consecutiva y volvió a mostrar todos los problemas que arrastra en las últimas semanas, como si el Clásico hubiese sido un simple paréntesis en una deriva que se prolonga desde hace semanas tanto en el juego como en los resultados. Una victoria en los últimos cinco partidos prueban el mal momento de los blancos.

En Sevilla solo Varane se salvó de la quema general, sosteniendo la defensa del Madrid y achicando agua por la banda de Militao, foco por donde se desangró el Madrid sin ningún remedio.


El zaguero brasileño pagó su inactividad y no rindió como sustituto de Carvajal, un seguro de vida en partidos de intensos y de pierna fuerte.

La presión blanca volvió a hacer aguas y lo sufrieron de nuevo Varane y Ramos, muy expuestos ante la calidad de los volantes verdiblancos comandados por Canales.

Especialmente preocupante fue el nivel exhibido por Casemiro y Kroos, dos sombras en el Villamarín comparadas con su rendimiento hace una semana ante el Barcelona. Modric, que entró en el once por Valverde, no tuvo capacidad para corregir los errores de sus compañeros de medular pero fue el único que se rebeló ante la mediocridad general de los blancos.

En ataque sucedió más de lo mismo. Benzema solo pudo aliviar su sequía goleadora gracias a la generosidad de Sergio Ramos, que le cedió el lanzamiento de penalti para poner el empate en el marcador al filo del descanso. Vinicius fue de menos a más pero llegó tarde cuando el Madrid más le necesitaba mientras que Lucas Vázquez no pudo aportar absolutamente nada. Solo Mariano pudo agitar el avispero, pero su exceso de ímpetu le jugó una mala pasada.

El desplome físico del Madrid en la segunda parte fue tan evidente que Zinedine
Zidane decidió tomar cartas en el asunto para resucitar a un Madrid a merced de su rival durante muchos minutos. Mendy entró por un Marcelo que se marchó de mala gana mientras que Mariano sustituyó a un Kroos irreconocible en la noche sevillana.


El Madrid se acabó desplomando víctima de sus propias miserias y vuelve a ponerse a merced de un Barça también irregular pero con mucho más poderío en ambas áreas. A los de Zidane les toca remar y mejorar, sobre todo mejorar.


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